El artefacto fue hallado por el maquinista de un convoy que se encontraba a 400 metros de la estación metropolitana, en la zona donde efectúan los trenes las maniobras, y que estaba a punto de partir hacia el andén de Rebbibia.
En los asientos del primer vagón del convoy el maquinista descubrió una bolsa de plástico, en cuyo interior había una caja de la que salían algunos cables.
Inmediatamente dio la alarma y llegaron al lugar las fuerzas del orden y los bomberos, que acordonaron la zona.
El alcalde de Roma informó de que los artificieros comprobaron que se trataba de un artefacto rudimentario.