Uno de los tópicos de Sevilla es el de ‘los silencios de la Maestranza’, surgido a partir de la expresión en los tendidos de la plaza de toros de la frase “¡callarse (sic) que no se ve!”. Con esa aparente contradicción emanada del ingenio sevillano se instaba a los aficionados a guardar el más sepulcral de los silencios para, primero, que el matador que se estaba jugando la vida delante del toro sobre el albero no sufriera distracción alguna durante la lidia; y, segundo, para que el respetable se concentrara en lo que estaba viendo.
A esos silencios habrá que unir a partir de ahora otro, de signo político, el que en el Ayuntamiento guardó en el Pleno extraordinario del viernes sobre el Plan Centro de tráfico el alcalde que siempre usa como muletilla con que adornarse la expresión “luz y taquígrafos”. Como se recordará, la oposición había pedido, en el transcurso de la Comisión de Investigación creada por el propio gobierno local en la errónea idea de regodearse con el supuesto escándalo del Plan impulsado por la corporación anterior, que compareciesen en la misma tanto el portavoz, Francisco Pérez (a la vez presidente de la misma), como el alcalde, Juan Ignacio Zoido.
El carpetazo
El máximo mandatario de la ciudad se negó a tal pretensión argumentando que ese foro estaba destinado únicamente a quienes no tenían voz en el Ayuntamiento, caso de los técnicos de la Delegación de Transportes y de la empresa instaladora de las cámaras de vigilancia (Sice), mientras que él mismo y los concejales podían hablar de lo divino y lo humano en el Pleno.
Esas manifestaciones fueron el prólogo a la decisión del PP de dar el carpetazo a la Comisión investigadora, pese a las variadas cuestiones pendientes aún de aclaración, con el pretexto expuesto por Francisco Pérez de que Espadas y Torrijos la habían acabado convirtiendo en “un circo de tres pistas”.
El PSOE replicó entonces forzando reglamentariamente la convocatoria de un Pleno extraordinario y monográfico sobre el asunto, que Zoido convocó el viernes por la tarde, tras la celebración del Pleno ordinario, escudándose en que “hay muchas cosas que hacer”, pero con el efecto añadido de la distracción ciudadana por el ambiente relajado del fin de semana, más propenso a las escapadas a la sierra e incluso a la playa y a las compras prenavideñas que a seguir observando la ‘patata caliente’ que viene quemando al PP municipal en las últimas semanas.
Sofisma
Llegó la poco taurina y políticamente intempestiva hora del Pleno extraordinario y Zoido, el alcalde de las ‘luces y taquígrafos’ que implícitamente había anunciado que daría sus explicaciones en el Pleno y no en la Comisión de Investigación, dio la ‘espantá’ y, parapetado tras el burladero de sus veinte ediles junto con su, ese día, menos portavoz que nunca, Francisco Pérez, se mantuvo en silencio todo el tiempo. Dejó que otro hablara por él y saltara a la arena del ruedo municipal: Ignacio Flores, que ya había ido de sobresaliente en la Comisión hasta su carpetazo final.
Flores hizo una forzada faena de aliño al amparo siempre de las tablas y cargando la suerte continuamente por el mismo lado: “El Plan Centro no funcionó porque no se tramitaban las multas, y cuando el sistema no funciona, las cámaras no funcionan”.
Ignacio Flores incurrió así en un claro sofisma, esto es, un razonamiento incorrecto que aparenta ser correcto, al tomar el todo por la parte, ya que ha quedado más que probado durante la Comisión de Investigación que las cámaras de vigilancia y grabación del tráfico en el Centro sí funcionaban, aunque a finales de julio Francisco Pérez, el por entonces recién nombrado portavoz del gobierno municipal, anunció de forma temeraria y no contrastada lo contrario.
Acusaciones de Pérez
Al día siguiente de su derogación, Pérez calificó públicamente el Plan Centro como “fraude de principio a fin”, y difundió un informe -demolido luego en la Comisión de Investigación por su manifiesta falsedad- firmado por el jefe de sección del Centro de Control de Tráfico y según el cual:
-La fiabilidad de las cámaras sólo alcanzó una cota máxima del 86,5%, cuando el pliego técnico exigía un 95%.
-El sistema emitía las sanciones a los usuarios cuya estancia en el Centro estaba comprendida entre 75 y 200 minutos (quedaba libre de sanción el intervalo inferior a 75 minutos y superior a 200 minutos).
-Las cámaras se habían colocado detrás de barreras físicas como ramas de árboles y proporcionaban un elevado número de fallos en la lectura de matrículas de vehículos en los accesos al Centro cuando había dos carriles de circulación.
Francisco Pérez, aparte de afirmar que el Plan es “un fraude de principio a fin”, añadió en su comparecencia de julio lo siguiente: “Se trata de una serie de irregularidades que ahora sí son competencias nuestras. Si no tomamos las medidas que hemos tomado seríamos unos irresponsables. Hay que cortar por lo sano”.
Descrédito político
En el Pleno de los silencios del viernes, el mudo portavoz, que había tenido que pedir perdón en la Comisión de Investigación a los técnicos municipales con su prestigio y moral por los suelos y a la empresa Sice, instaladora de las cámaras, rompió su mutismo sólo después de las votaciones, en que el PP impuso su rodillo de los veinte concejales, para decir: “Lo que hicimos fue investigar un informe que llegó”.
Parece que Dios no ha llamado al portavoz de Zoido por la misma senda que a Sherlock Holmes, pues su supuesta investigación no pudo ser más desastrosa, a la luz de los resultados expuestos en la Comisión de Investigación con mayúsculas, y además de haberse humillado teniendo que pedir perdón –lo que, por otra parte, lo honra humanamente al reconocer sus errores-, hubo de escuchar una frase demoledora del representante de la empresa Sice, la instaladora de las cámaras de vigilancia:
-Si hubiéramos estado cotizando en Bolsa, nos habría hundido el valor de las acciones.
¿Y qué indemnización debería haber afrontado en tal caso el Ayuntamiento por unas imputaciones falsas?
Por mucho que Francisco Pérez recibiera abrazos (¿del oso?) y besos (¿de Judas?) tras el Pleno de los silencios del viernes, él sabe que su crédito político ha quedado seriamente devaluado ante su electorado, su grupo y su partido, aunque por el secreto del sumario quedará ver si no ha tenido más remedio que comerse un ‘marrón’ en que acaso no tuvo arte ni parte pero por el que tuvo que dar la cara en lugar de otros que se han ocultado en la sombra.
Un tiro en el propio pie
Como sarcásticamente dijo Torrijos, el PP en esta historia “fue por agua, encontró Coca Cola y no supo cómo mezclarlas”. El gobierno de Zoido se metió estúpidamente en un atolladero del que ha salido tarde y mal, porque no tenía necesidad alguna de justificar con informes técnicos erróneos o manipulados su decisión política, basada en un programa electoral apoyado mayoritariamente por los sevillanos, de derogar el Plen Centro apenas tomara el poder.
No tenía necesidad alguna porque, como en verdad sí dijo Ignacio Flores en el Pleno extraordinario del viernes, el Plan Centro en realidad no funcionaba porque el gobierno de Monteseirín no tramitaba las multas a los infractores desde el mes de marzo, con las elecciones municipales de mayo en lontananza.
Más o menos lo que, según ha revelado el nuevo delegado de Tráfico, Demetrio Cabello, en la Comisión de Investigación, ha hecho el actual gobierno municipal al redudir la imposición de multas en un 96% “para darle un descanso al personal” justo en el periodo previo a las elecciones generales del 20 de noviembre, con lo que se demuestra que todos los políticos son iguales y sólo piensan en clave electoralista.
El PP da el carpetazo a la investigación sobre el Plan Centro cuando quedan aún bastantes cuestiones que dilucidar, como el porqué las cámaras han seguido grabando a los automovilistas si el Plan fue oficialmente derogado hace meses y si no se está vulnerando con ello la ley de Protección de Datos, ya que no hay ahora un soporte legal que justifique estas grabaciones. También, cómo el técnico en que se ha apoyado el gobierno municipal para denunciar las supuestas irregularidades del Plan, que a la postre acabaron volviéndose en su contra, tenía acceso a las imágenes y a los ordenadores si estaban protegidos por claves informáticas ajenas a su competencia. Irregularidades que el PP ha preferido tapar con un tupido velo antes de seguir profundizado en ellas para que no quedara más en evidencia la torpeza política cometida de querer desgastar al gobierno anterior cuando no le hacía falta alguna tras haber obtenido veinte ediles, en un tremendo error de cálculo.
Vuelta al pasado
Seis meses después de las elecciones y tras mucho tiempo en la oposición anunciando que aplicaría su propio plan como alternativa al de tráfico que para el Centro elaboraron PSOE e IU, el gobierno de Zoido sigue sin presentar un modelo global de gestión de la movilidad en la ciudad y su única política al respecto ha sido revertir la situación a la etapa previa: regreso de la zona azul y de los autobuses a plazas como la de la Encarnación, el Duque de la Victoria y la Magdalena.
Espadas mostró en el Pleno extraordinario del viernes un reportaje fotográfico titulado ‘Lo que el alcalde no ve’ y realizado esa misma mañana en que se demostraba la vuelta a la anarquía del tráfico en el Centro, con coches aparcados encima de las aceras, vehículos aparcados bajo las ‘setas’ de la Encarnación, colapso en los accesos por Reyes Católicos….. pese a que el alcalde viene sosteniendo que no ha pasado nada en el Casco Antiguo y que se ha recuperado la normalidad.
Zoido tampoco entró a ese trapo y siguió en silencio hasta el final. Al fin y al cabo, había prometido ‘luz y taquígrafos’, pero no ‘micrófonos’.