La juez de Instrucción número 6 de Sevilla, Mercedes Alaya, ha imputado a dos agentes de la Policía Nacional por presuntas torturas en diciembre de 2010 a un detenido que se encontraba en los calabozos del edificio Noga esperando para ser enjuiciado en el Juzgado de lo Penal número 8 por un presunto delito de robo con fuerza en las cosas.
Fuentes del caso han informado a Europa Press de que, tras la denuncia interpuesta por la supuesta víctima contra los agentes por presuntos delitos de tortura, contra la integridad moral, amenazas, coacciones y lesiones, la juez Alaya ha decidido imputar a dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía y los ha citado a declarar el próximo lunes día 23 de enero.
En este sentido, las mismas fuentes han precisado que la supuesta víctima y otra persona también permanecen imputadas dentro de la misma causa por presuntos delitos de resistencia y atentado a agente de la autoridad, de manera que también declararán el próximo lunes dentro de unos hechos que habrían acontecido en diciembre de 2010.
El abogado del denunciante, Francisco Canela, ha informado a Europa Press de que ha solicitado que se investigue la participación de más policías en los hechos, ya que entiende que la actuación debe ir dirigida contra todos los agentes que, en el momento de los hechos, se encontraban en los calabozos. "Unos participaron directamente y otros no hicieron nada por evitar los hechos", ha aclarado.
Hay que recordar que, después de que estos hechos fueran puestos en conocimiento de la Fiscalía de Sevilla y del Defensor del Pueblo Andaluz, éstos aceptaron la recomendación del Grupo 17 de Marzo para que se instalen cámaras en los centros de detención para evitar este tipo de actuaciones y posibles denuncias falsas.
LA DENUNCIA
En la denuncia, consultada por Europa Press, la supuesta víctima, identificada como F.J.M.G., relata que los hechos tuvieron lugar el 3 de diciembre de 2010, cuando fue trasladado y custodiado por efectivos de la Policía Nacional, junto a otros internos, desde Sevilla I hasta el edificio Noga, y una vez en los calabozos ubicados en el sótano del inmueble, "uno de los policías manifestó que no quería ver ninguna colilla en el suelo, a lo que uno de los dos internos que estaban en mi misma celda dijo 'ya estamos'".
En este sentido, asegura que los policías "respondieron sacándolo de la celda y llevándolo a un cuartillo que estaba al lado de las celdas, donde escuchábamos cómo le pegaban". A continuación, añade, el otro preso que estaba en su celda manifestó que eran unos "abusones", tras lo que los policías "se dirigieron a mí, creyendo que era yo quien lo había dicho, sacándome de la celda, lanzándome insultos como 'cabrón', 'hijo de puta' y 'tus muertos', mientras les decía que yo no había dicho nada".
De este modo, y según su denuncia, le llevaron al cuartillo mencionado, y "mientras unos agentes de policía me pisoteaban las muñecas, tobillos y distintas partes del cuerpo, otro agente me cogía por los pelos y con la cabeza me daba porrazos contra el suelo, tirándome al mismo tiempo fuertemente de la oreja izquierda y provocándome también un arañazo en el párpado del ojo izquierdo", agregando que ese mismo agente "me dio con una vara fina extensible en el cuerpo, pero gracias a la ropa no me quedó señales".
"AUXILIO"
Ante ello, asevera, "solicité auxilio", pero "los demás agentes de Policía que se encontraban en las dependencias de calabozos, faltando a los deberes de su cargo, permitieron que los que me estaban agrediendo ejecutaran los hechos mencionados", motivo por el que ha interpuesto una denuncia por presuntos delitos de tortura, contra la integridad moral, amenazas, coacciones y lesiones contra todos los agentes policiales que ese día y en ese momento se encontraban custodiando a los internos en las dependencias de calabozo.
Igualmente, pone de manifiesto que, en el momento en que supuestamente los agentes le estaban agrediendo, "les dije que mi abogado estaba al llegar para entrevistarse conmigo, a lo que me respondieron que no les importaba y que me pegarían también delante de él", mientras que, "ante la sangre de la herida que me habían hecho en la frente como consecuencia de los porrazos que me habían dado con la cabeza contra el suelo, me dijeron que me lavara la cara, a lo que contesté que no para que mi abogado y la juez pudieran ver lo que me acababan de hacer".