La quinta etapa de la campaña electoral del candidato del PP a la Presidencia de la Junta, Javier Arenas, le ha llevado a la localidad pesquera de Barbate, donde ha acudido a "sortear el destino", subiéndose a un pesquero, en un martes y 13 donde la tradición aconseja ni casarse ni embarcarse.
Javier Arenas llegó pasadas las 11,30 horas al puesto de Barbate, donde le esperaba una flota pesquera varada como consecuencia de la no renovación del acuerdo de pesca entre la UE y Marruecos, y con una lonja vacía en la que pululaban decenas de pescadores que miraban la comitiva del candidato como unos desheredados del mar.
Desafiando el axioma de la mala suerte, el candidato, acompañado por el cabeza de lista por Cádiz, Antonio Sanz, y por el número siete de la candidatura y portavoz municipal, José María Martínez, armador de profesión y futuro diputado autonómico, embarcó en el Quintino, donde recibió instrucciones sobre su funcionamiento.
Recorrió los entresijos del bote, preparado para pescar sardinas, caballas y boquerones, y desde hoy también para recibir a una comitiva de políticos, cuya presencia generó un debate más acalorado que el que protagonizado ayer en televisión por el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, y el candidato de IU, Diego Valderas.
Uno de los espectadores de los equilibrios de Arenas y compañía por las renovadas curvas del Quintino -fue renovado hace tres años- discutió con un vecino que le mandó a callar porque había dicho de forma vehemente que a Barbate solo venían los políticos a prometer cosas, que luego no hacían nada por el pueblo, y eran unos chorizos.
El debate quedó en tablas, pero algún asistente echó de menos un tercero en discordia que pusiera paz antes de tiempo, pero la sangre no llegó al mar, y los equilibrios del candidato para no entrar en la polémica resultó tan efectiva como las que mostró en el barco.
A su regreso de la clase magistral sobre funcionamiento de un pesquero, Arenas se topó con pescadores que buscaban la sombra de un sol demasiado intenso para la primavera, a los que saludó y les deseó suerte, y a los que le prometió que la situación se iba a arreglar. Es lo que toca en campaña electoral.
Mientras se disponía a acabar el recorrido por el muelle una voz quebrada gritaba: "El cambio, el cambio, tiene que llegar el cambio. El partido de la flor (PSOE) ná más que hace robar. Al carajo". El protagonista, inmortalizado por la nube de cámaras, se acercó sin rubor a Arenas, al que le dio la mano en la que el anciano pescador no llevaba la lata de cerveza.
La jornada de martes y 13 no había terminado pero al candidato se le veía aliviado. Tentar la suerte embarcándose en un pesquero en un día de tanta superstición a doce días de que pudiera ser elegido presidente de la Junta requiere el valor de un "guerrero", aunque no vaya a confesar nunca, ni ante un juez, que cree en la mala suerte.
En el mitin que siguió a la visita pesquera reconoció que había venido a Barbate a "sortear el destino" al embarcarse en martes y 13 en un pesquero, pero que el municipio lo merecía.
Arenas no resbaló en el barco y ningún pescador le reprochó en su cara que venía a Barbate solo en campaña porque el candidato le habría enumerado las veces que ha visitado el municipio gaditano, pero los periodistas que cuentan sus andanzas si sufrieron la ira de la mala pata. Camino de Barbate, una de las furgonetas que los traslada chocó por detrás a la otra pero los profesionales solo pensaban en la mala suerte que pudiera tener Arenas, no en la suya.