Unas 15.000 personas despiden este miércoles en Lommel (norte de Bélgica) a los quince niños y dos adultos de esta localidad flamenca que fallecieron el pasado 13 de marzo en el accidente de autobús que dejó un total de 28 muertos, de ellos 22 menores, tras colisionar contra el muro de un túnel en el cantón suizo de Sierre.
La ceremonia ha comenzado en torno a las 10.30 horas en un polideportivo repleto que ha sido habilitado para acoger a 5.000 personas, entre ellas las familias de las víctimas y personalidades de Bélgica y Países Bajos, y en donde se han colocado en fila los diecisiete féretros. Algunos de los parientes y amigos participan en el homenaje con lecturas y mostrando recuerdos de los fallecidos.
Otras 10.000 personas, según estimaciones de las autoridades locales, siguen desde el exterior del recinto, en donde se han instalado pantallas gigantes, la ceremonia, que también está siendo retransmitido en directo por televisión e Internet.
Entre las personalidades presentes en el funeral está l rey Alberto II de Bélgica que, junto a su esposa la reina Paola, ha saludado a las familias; el primer ministro belga, Elio di Rupo; y el presidente del Consejo de la Unión Europea, el también belga Herman van Rompuy.
También ha acudido una representación del más alto nivel del vecino Países Bajos, de donde eran originarios varios de los niños muertos en el accidente, encabezada por el primer ministro Mark Rutte y por los príncipes Guillermo de Holanda y su mujer Máxima Zorreguieta.
Los actos en recuerdo de las víctimas continuarán este jueves en la iglesia de Saint-Pierre de Lovaina, en donde tendrá lugar los funerales de los otros siete menores fallecidos, todos de un colegio del municipio de Heverlee.