Dicen las estadísticas que lo que ocurra en enero en los mercados bursátiles marca tendencia para el resto del año. El IBEX ha perdido en este primer mes prácticamente un 8,5% y se ha ido a los 8.450 puntos. Las estadísticas obviamente fallan, pero ahí queda el dato. Las bolsas no están al margen de lo que está ocurriendo en la economía mundial y los viejos del lugar aseguran que no anticipan un cambio hasta seis meses antes de que se vislumbre.
Parece que aún queda mucho para que eso ocurra, aunque todo el mundo coincide en que EEUU remontará antes que nadie. El viernes se conoció un mal dato de crecimiento del PIB del cuarto trimestre, nada menos que reflejó una contracción del 3,8%. Es verdad que los analistas esperaban bastante más, al considerar los inventarios.
En Europa, las cosas no van mucho mejor. Hay muchos países ya en recesión oficial, entre ellos España. El paro va aumentando. Supimos también que como reflejo de la caída de la actividad, de la depresión hacia la que vamos, los precios subieron en tasa anual apenas un 0,8%. La maldita palabra deflación ya está en boca de muchos... No del Gobierno que lo niega y cree que el dato es positivo porque liberará recursos para que las familias puedan consumir.
No es eso lo que dicen los analistas, ya que la deflación es igual a más paro. Una caída fuerte de los precios de los productos no cubre los costes, así que no se invierte y se despide gente. Al haber menos gente trabajando baja el consumo y la demanda. Es decir, podemos entrar en un círculo vicioso al que hay que añadir la desconfianza en el futuro, con lo cual los recursos que te puedan llegar se destinarán al ahorro.
En definitiva, estamos en momentos críticos. Y también en la Bolsa, que tardará en ver la luz. Hay escaso volumen y malos resultados empresariales por todos lados que acaban en despidos masivos. Las medidas que se están tomando no acaban de convencer, ni siquiera las de Obama y las huelgas y las protestas ciudadanas empiezan a aparecer. ¿Aguantará el euro? ¿Aguantará la Unión Europea? ¿Se incorporará la quebrada Islandia?