El presunto pederasta de Ciudad Lineal, Antonio Ortiz, se ha negado otra vez este jueves a declarar ante el juez de Instrucción número 11 de Madrid, Javier Pérez, durante la vistilla celebrada para que se le diera a conocer el auto de su procesamiento por un total de diez delitos y una falta.
Un furgón de la Guardia Civil le ha trasladado esta mañana a los Juzgados de Plaza de Castilla desde el centro penitenciario de Herrera de la Mancha (Ciudad Real). En esta ocasión, el magistrado no ha ordenado la colocación de biombos para evitar que se le pudiera ver en los pasillos, lo que ha permitido a los periodistas contemplar por primera vez al presunto pederasta.
Con la mirada al frente, ha entrado esposado en los juzgados, vistiendo un chándal de color gris. Más delgado de lo que muestran las fotografías que se han difundido, no ha perdido del todo su musculatura.
Tras dictar el auto de procesamiento, en el que se le imputan cuatro agresiones sexuales, cuatro secuestros, dos delitos de lesiones y una falta, el juez estaba obligado a celebrar una vistilla para darle a conocer su procesamiento.
Esta resolución aún no da por cerrada la investigación de forma definitiva, dado que este paso viene con el auto de apertura de juicio oral. Aún quedan diligencias pendientes y la interposición de recursos ante el propio juez y ante la Audiencia Provincial de Madrid, en apelación.
En la comparecencia, que ha durado poco más de cinco minutos, el juez le ha preguntado si conoce el auto, a lo que éste ha respondido con un escueto sí. "¿Desea usted declarar?", le ha preguntado a continuación, con un no por respuesta.
El acusado ha podido leer el auto en los calabozos antes de la vistilla, mostrando entonces su disconformidad y volviendo a defender su inocencia, según han informado a Europa Press fuentes jurídicas.
Además, se ha mostrado molesto con el hecho de que haya sido trasladado a los Juzgados para un trámite que apenas ha durado unos minutos cuando se podría haber solventado por medio de una videoconferencia desde prisión.
Durante la vistilla, estaba presente su letrado, así como los abogados de dos de las víctimas. Todos ellos recurrirán el auto dictado.
RECURSOS
Uno de los abogados recurrirá el auto al estimar que dos de los hechos incluidos en el auto deben ser calificados de tentativa de homicidio, dado que las pequeñas casi perdieron la vida. Otro de los letrados impugnará el auto, ya que su representada es una de las víctimas sobre las que no hay indicios de criminalidad.
Se trata de la cuarta ocasión que Antonio ha acudido a los juzgados para declarar. Desde el inicio de la causa, ha negado los hechos que se le imputan. La primera ocasión llegó a manifestar que todo era mentira.
El abogado Alberto Marcelino Sánchez, que defiende a una de las niñas que no está incluida en el auto, ha señalado que sigue manteniendo una actitud distante y chulesca como si la cosa no fuera con él. "Todavía quedan de perfilar algunas pruebas que quedan y cabe los recursos, lo que podría dar lugar a que se amplíen los hechos", ha agregado
PRUEBAS INSCRIMINATORIAS
El juez cuenta como pruebas de incriminación las ruedas de reconocimiento que practicaron las menores en las que Antonio fue reconocido como su agresor sexual.
Además, la Policía Científica halló sangre de una de las víctimas en el piso de Santa Virgilia número 3, donde los investigadores realizaron un exhaustivo registro. También se encontró una huella de una de las niñas en el plástico de un colchón.
Los restos de sangre pertenecían a una niña de 9 años que fue secuestrada el 10 de abril de 2014 a las 20.40 horas. La pequeña habría sido llevada a este piso, que por aquel entonces estaba de obras.
El juez habla en el auto de un informe sobre análisis de datos telefónicos del teléfono del acusado que concluye que coincide con la ubicación de dicho terminal en el lugar donde se cometieron los siete hechos investigados