Sin duda, hay muchas formas de hacer que una persona se olvide del teléfono móvil, pero en un bar de La Palma del Condado han tirado de cultura para ello. El Trivial y los versos de Neruda para recibir a San Valentín son algunas de las artimañas que los gestores de ‘Con sabor’, una abacería del centro de la localidad palmerina, han encontrado a la hora de conseguir que sus clientes dediquen un rato al ocio cultural y no cojan el móvil cuando están en su local. Una idea que aplican, y con éxito, varias noches por semana.
Se trata de una original fórmula que hace hace que este local de la calle Virgen del Socorro de la localidad onubense se llene cada vez que las tarjetas del Trivial o los libros se sacan de las estanterías. Es una idea que han sacado adelante Mónica Dorado y Raúl Pérez, el joven matrimonio que se encarga de gestionar este local, que comenzó como una forma más de intentar aumentar sus visitas “en días flojos de la semana” pero que ahora ya incluso tienen que enfrentarse a reservas de mesas para atender a toda la gente que quiere participar en torno a la versión hostelera del veterano juego.
De hecho, a través de sus redes sociales oficiales avisan de las mesas que se van quedando libres para que todo el mundo tenga su sitio al llegar. Dorado explica que la temática une “a seis personas como máximo, que tienen que responder cuatro rondas de diez preguntas, y al final de cada ronda se dicen las respuestas”, con la premisa obvia de que el teléfono móvil está alejado de los participantes, “primero, porque se trata de divertirse sin el teléfono en la mano, y segundo, porque estaría prohibido de todas formas para que sea imposible consultar las respuesta”.
Pero lo mejor son los premios, que no son tales, ya que los ganadores de cada noche reciben una medalla que sólo pueden conservar hasta la siguiente reunión, que la entregan a los siguientes ganadores, “y una botella de vino que, de todas formas, nunca se llevan a casa, porque la abren enseguida para compartir con sus competidores”.
Mónica Dorado va más allá: “hay que unir la hostelería con la cultura siempre, porque son dos conceptos que, aunque parezca mentira, están muy unidos, pero con ideas originales, que saquen a la gente de sus casas aunque no les apetezca”, y por eso, cuando puso en marcha el local, creó ‘La Palma Libruna’, una zona pensada exclusivamente para el intercambio de libros usados, “para que la gente adopte un libro que no tenga familia, y luego nos lo vuelva a dejar para que otra persona tenga la oportunidad de darle cariño”.