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En la antesala del momento anhelado

El domingo de Rocío es jornada de sentimientos encontrados, de júbilo e ilusión porque se acerca el momento más anhelado por los rocieros

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  • El Rocío. -

El domingo de Rocío es jornada de sentimientos encontrados, de júbilo e ilusión porque se acerca el momento más anhelado por los rocieros, el encuentro con la Blanca Paloma en su salida procesional, y de nostalgia por el final y tras el que quedará todo un año de espera.

Es la antesala del "momento de momentos", un preludio que se vive con una tensa calma que los romeros llevan por dentro, ya que en las casas y en la calle se afanan, pese al cansancio de los días acumulados, en mantener el ambiente con cantes y bailes y ofreciendo convivencia y hermandad a todo el que llega.



El bullicio se hace aún más patente a lo largo de la jornada de hoy en una aldea acostumbrada a una población fija de unas 3.000 personas y que, cada año, por Pentecostés parece abrirse y ampliarse para dar cobijo a todo el que desee llegar y, como no, profesar su fe a su principal moradora, la también conocida como Blanca Paloma.

A las 10:00 horas el repique de campanas del Santuario llamaba a los romeros a participar en la Misa de Romeros, en la que la familia rociera se dispone a acoger 'Pentecostés', ese "soplo del Espíritu Santo sobre a Iglesia".

Así lo ha dicho el presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, Juan Ignacio Reales, que ha señalado además que "en El Rocío, como en su día en Jerusalén, nos encontramos los seguidores de Jesús entorno a María, convocados por Ella y su hijo, para recibir el Espíritu Santo".

También ha hecho referencia a esos 25 años de la visita de Juan Pablo II a la aldea almonteña, que se cumplen el próximo 14 de junio, pidiendo a Dios a ayudar a los rocieros a hacer realidad en sus vidas el mensaje que este dejó: "Hagamos del Rocío un camino de vida cristiana".

Esta eucaristía, junto con el rezo del Santo Rosario por las calles de la aldea esta medianoche, son los actos litúrgicos previos a ese encuentro con la Virgen del Rocío, que se producirá esta madrugada.

Entre uno y otro, doce horas de vivencias rocieras que vienen a sumar a las ya atesoradas, con veteranos como María, que lleva 40 años, toda su vida, acudiendo con la Hermandad de Huelva a una cita que "despierta en ella sensaciones y sentimientos inexplicables", según ha contado a Efe, o con los que inician el álbum de recuerdos rocieros, caso de Jacinto, que a sus 30 años, ha decidido hacer realidad uno de sus sueños y venir y vivir El Rocío, en una experiencia que "está cumpliendo todas las expectativas".

Tanto uno como otro esperan ya el momento culmen de la romería, ella porque, lleva todo un año esperando a revivirlo y él porque ansía saber lo que supone poder encontrarse con la también conocida como 'Reina de las Marismas' cara a cara, de tú a tú, sin rejas intermedias, y poder hacerle partícipe de sus plegarias.

Ese encuentro con la Virgen comenzará cuando el simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte, procedente del rezo del rosario por las calles del Rocío -un acto que se celebra desde medianoche a la luz de las antorchas que portan los miembros de las 121 filiales- alcance el Santuario de la Blanca Paloma, ya entrada la madrugada, ante la atenta mirada de las miles de personas que se congregan en el interior del mismo y en sus alrededores.

Será entonces cuando los almonteños más jóvenes, después de horas de espera junto a la reja que impide el acceso al presbiterio en el que está la Virgen la "salten" y se hagan con su paso para desde allí portarla a hombros durante un paseo por las calles de la aldea que durará horas.

Un recorrido en el que esos sentimientos encontrados se harán aún más patentes, en el que ilusión y nostalgia se harán una frente a la Virgen y se transformarán en plegarias en forma de salves, olés, vivas, palmas y cantes.

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