El periodista Javier Caraballo publica una crónica documental sobre el proceso judicial en torno al asesinato de Miguel Ángel y María
'El crimen de Almonte. Cómo fabricar un asesino' es el título que el periodista andaluz Javier Caraballo ha dado a la crónica documental escrita sobre este caso, acontecido en 2013 y en el que murieron una niña de ocho años y su padre, para arrojar luz sobre "los agujeros negros" del proceso judicial.
Editado por Almuzara, el libro se centra en un asesinato que "ya forma parte del sistema penal y judicial de España por su singularidad, por todo lo que ha ocurrido desde que se produjo el brutal asesinato de un padre y de su hija en abril del 2013", ha indicado el periodista.
Considera, como así lo confirman sus investigaciones, que durante el proceso al entonces presunto culpable, Francisco Medina, "se produjeron excesos durante la instrucción del sumario, durante el juicio y finalmente ante la resolución de los recursos presentados", ha informado la editorial en un comunicado.
Tras la sentencia firme del Tribunal Supremo, el doble crimen de Almonte se ha convertido en un caso único porque nunca un jurado popular ha absuelto al acusado de un doble crimen que, una vez demostrada su inocencia, ha exigido personarse en el proceso para exigir que se descubra al verdadero asesino, que aún sigue suelto; una petición que ha sido rechaza al no considerarlo perjudicado.
Todo comenzó, según relata Javier Caraballo, el 27 de abril de 2013 en Almonte durante la última Sabatina antes de que la Virgen del Rocío volviera a su aldea; nadie pudo sospechar que a pocos metros de la Iglesia, mientras se cantaba la Salve, estaban asesinando brutalmente a Miguel Ángel Domínguez Espinosa y a su hija María, de ocho años, de 151 puñaladas.
Inesperadamente, tras más de un año de investigaciones, la Guardia Civil detuvo a Francisco Javier Medina, pareja entonces de Marianela, la ex-mujer y madre de las víctimas.
Aunque las pruebas y su coartada indicaban lo contrario, a lo que hay que sumar que los que los que lo conocían -compañeros de trabajo, amigos y familiares- sabían que no era culpable, Medina fue a la cárcel; desde ese momento comienza a vivir "una pesadilla" de años de irregularidades, excesos y presiones extrajudiciales.
Como sostiene el autor en el libro, "cuando el lector cierre la última página de este apasionante texto, quizá lo invada una extraña sensación de angustia si, en algún momento, se ha parado a pensar que todo lo que está conociendo le hubiera pasado a él".