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Grabado para siempre

La fisura abierta por el alcalde de Baeza pesará en el futuro cuando cualquier evaluador tire de hemeroteca y de ordenador

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Aveces es bueno contar hasta cincuenta antes de hacer o decir, porque en algunas ocasiones las consecuencias  sobrepasan con creces al efecto esperado por la acción tomada. Es el caso de las declaraciones del alcalde de Baeza, Leocadio Marín, y más allá de ellas, sus intenciones. Llevará a pleno la oposición del Ayuntamiento de Baeza para abrir el expediente de declaración como Patrimonio Mundial junto a Úbeda e independientemente de que se apruebe, una parte del mal ya está hecho. Uno de los requisitos imprescindibles que solicitó la Unesco para aceptar la candidatura de la Catedral de Jaén era el apoyo incondicional de las otras dos ciudades patrimonio, Úbeda y Baeza. En estos tiempos en los que todos somos esclavos de nuestras palabras a través de la red, la disputa, aunque finalmente no llegue la sangre al río (que actualmente no hay motivos para creerlo), ha quedado registrada en decenas de páginas web, teletipos y noticias. Flaco favor se le ha hecho a la candidatura de la Catedral ahora y en el futuro. Mañana, cuando vuelvan a coincidir gobiernos del mismo signo y se pise el acelerador habrá un evaluador en París, Londres, Berlín o Bruselas, que tire de hemeroteca y piense... ¡ahhhhhh!

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