La mínima bajada del paro en la provincia y la subida en la capital coinciden con la elevada atención de Cáritas Diocesana en Jaén
Hay que recibir con tibieza la bajada del paro en la provincia, que ha sido en mucha menor medida que la que se está produciendo en otros territorios y en el resto del país, y con decepción que en la capital haya aumentado el número de desempleados, si bien, la cifra interanual es mucho mejor que la de la provincia, que junto a la ciudad autónoma de Ceuta es la única que no mejora sus datos en el último año. En las circunstancias actuales y tras todos estos años de crisis, con miles de hogares donde no entra un euro desde hace mucho tiempo, que el paro se reduzca aunque sea poco es una buna noticia, al menos para esos 338 jienenses, pero la cifra sigue circundando los 67.000 desempleados en la provincia y los casi 13.000 en la capital, sin que se ataje de ningún modo, a pesar de que las circunstancias se repiten mes a mes, trimestre a trimestre. Duele la boca ya de repetir que esta provincia precisa generar empleo estable, de larga duración y no depender tan solo de campañas agrícolas benévolas, máxime cuando pasan los años y Jaén no es capaz de articular una industria mínima alrededor del olivar. El dato del paro de ayer coincidía con las cifras ofrecidas por Cáritas Diocesana, que atendió el año pasado a 122.354 jienenses y gastó cuatro millones de euros. Sobran, por tanto, palabras, buenas intenciones y falta empuje, renovación e innovación.