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Retiran el azulejo de la Soledad en La Victoria para su restauración

Se trata de una de las piezas más relevantes del género, debida a los pinceles de Antonio Kiernam Flores

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  • El desmontaje del azulejo de La Soledad -

El paisaje de la calle Porvera –y más concretamente la fachada principal de la iglesia de la Victoria- echa en falta desde este lunes el retablo cerámico de Nuestra Madre y Señora de la Soledad, una de las piezas de este género más sobresalientes del patrimonio local debida a los pinceles del artista sevillano Antonio Kiernam Flores, de Cerámica Santa Ana.

La obra fue realizada en 1944 y se encontraba en precario estado de conservación, de ahí que la hermandad se haya decidido a encargar su restauración a Isabel Parente. Por este motivo, el retablo fue retirado de la vía pública este lunes por la empresa Ágora Restauración y Conservación de Patrimonio.

Para hacerse una idea de la importancia que tiene este retablo cerámico, basta recordar que hace ya unos diez años la Asociación Amigos de la Cerámica Niculoso Pisano -una entidad cultural creada en Sevilla por un grupo de personas interesadas en conocer, defender y divulgar la cerámica artística en sus variadas facetas- la destacó como la pieza del mes, advirtiendo ya entonces del grado de deterioro que presentaba.

En aquella ocasión, José Ramón Pizarro y Carmen Riego, licenciados en Bellas Artes, restauradores y conservadores, incidían en la “excelente calidad pictórica” de esta obra, considerándola “una de las más importantes” salidas de las manos de Antonio Kiernam “por el exquisito uso de diferentes técnicas cerámicas, su diseño y su luminosa paleta de color”.

Entonces se advertía de que “todos los daños, extensos y graves” que a simple vista se observaban en el retablo cerámico tenían como “origen común” la “acción continuada y persistente de los agentes atmosféricos sobre la superficie del paño y los materiales que constituyen su soporte por su ubicación a la intemperie sin protección de ningún tipo”. Además, quedaba claro que esos daños se habían acelerado desde la desaparición de un árbol “que proyectaba una abundante sombra sobre la fachada del templo” y al menos parcialmente protegía el azulejo. La hermandad espera que el retablo cerámico regrese en el mes de septiembre.

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