La Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Algeciras ha cumplido hoy cien años. Una efeméride espera y repetida durante los últimos y meses, y que ha venido acompañada de diversos actos de reconocimiento y de mucha polémica política por la reivindicada rehabilitación del edificio.
La escuela llegó a Algeciras gracias al esfuerzo de su alcalde, Ricardo Rodríguez Gamba, y una burguesía local que quiso dotar a las clases sociales menos favorecidas de un nivel básico de formación con perspectiva de empleo a corto plazo. Fue fundada a las 21.00 horas del día 20 de febrero de 1911 en la Casa Consistorial.
Bajo el auspicio del Ayuntamiento, se creó la Junta Organizadora de la Escuela de Artes y Oficios. En el mismo lugar, el día 23, se volvió a reunir la Junta Organizadora, acordando arrendar la casa del señor Caset, en el Secano, por 75 pesetas al mes.
El director interino informó a la Junta de sus gestiones con el diputado de las Cortes José Luis Torres Beleña, para que nombrara los profesores y dotara a la escuela del equipamiento necesario. El diputado le explicó que estaba en periodo electoral y era imposible atender a su petición.
Ante esta situación de desamparo, el Ayuntamiento decide comprar el material de la Academia de Dibujo de Julio Jaén, y el que se necesite para poder inaugurarla el 1 de marzo. En un primer momento se decide abrir la matrícula para un curso corto y que sea el claustro de profesores el que nombre a un director.
Con estos preliminares, la Escuela de Artes y Oficios abrió sus puertas el 1 de marzo de 1911 en una casa del Secano. Las escuelas de Artes y Oficios nacieron ante el desarrollo científico y tecnológico que se produjo entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX parejo a la industrialización.
Esto planteó la necesidad de crear una enseñanza orientada a conseguir un nivel cultural básico en las clases sociales medias y bajas. La Escuela de Algeciras nace de forma atípica. Cuando lo normal es su creación en virtud de un Real Decreto, se crea por iniciativa privada, corriendo con los gastos de personal y material el Ayuntamiento. En 1912 es cuando el Estado consigna un crédito en el proyecto de los Presupuestos del Estado.
Los primeros alumnos deben de tener más de doce años y saber leer, escribir y las cuatro reglas aritméticas. La responsabilidad de gestionar la escuela recaía en el director y el secretario, que eran nombrados por el delegado del Gobierno a propuesta de una terna presentada por el claustro de profesores. Cuando fue responsabilidad del Ayuntamiento, el claustro nombraba directamente al director.
Las inspecciones eran realizadas por el delegado del Gobierno, llamado en tiempos de Alfonso XIII comisario regio, y durante la República, delegado de la República. Cuando surgían diferencias entre director e inspector, como ocurrió en junio de 1931, se acudía al jefe superior de Administración Civil de Instrucción Pública y Bellas Artes.
El conflicto se originó cuando el delegado de la República José de Santiago y Charfolé, inspeccionó la escuela, abriendo un expediente de amonestación y apercibimiento al director y al secretario.
Estos recurrieron al jefe superior, Federico Rubio Coello, quién en octubre dictaminó que, “en tanto no este completo el personal docente de la escuela, continúe sometido a un régimen de tutela bajo la dirección única y efectiva del delegado del Gobierno”.
Evolución
Los ordenanza debían de aprobar un examen de ingreso y los profesores un concurso-oposición regulado por los reglamentos de 1910 y 1911. El cuestionario que servía de base para las pruebas era realizado por la Junta de Profesores de la Escuela.
Un profesor de término en la década de 1910 cobraban 2.500 pesetas anuales. Los maestros de taller cobraban 1.176 pesetas anuales. En los años veinte, un profesor del turno especial de traslado cobraba 4.000 pesetas anuales; uno de término en la cuarta sección 10.000 pesetas anuales; uno de traslado de provisión sólo cobraba 4.000 pesetas anuales; un profesor auxiliar de la quinta sección 2.000 pesetas anuales; y otro de un escalafón inferior 1.500 pesetas anuales.
El profesor de religión en los cincuenta cobraba 2.000 pesetas anuales. En los sesenta, el profesor de término cobraba 21.480 pesetas anuales y el de entrada 13.320 pesetas anuales con dos pagas extras. El director recibía una gratificación por gastos de representación de 3.000 pesetas anuales.
En esta época pasaron muchos directores por la escuela. La pensión por prejubilación era de dos terceras partes del sueldo de entrada, más el aumento que corresponda por el lugar que ocupa en el escalafón.
El sustituto, que tenía que justificar reunir alguno de los requisitos del Real Reglamento Orgánico de 16 de diciembre de 1910, percibía la tercera parte del sueldo de entrada asignado a la cátedra que se le encargase. Más triste son los casos de depuración de maestros por el régimen franquista.
Sedes
La Escuela de Arte y Oficios de Algeciras abrió sus puertas a la enseñanza el 1 de marzo de 1911 en una casa propiedad del señor Caset en el Secano, que fue alquilada por el Ayuntamiento por 75 pesetas al mes. En precario, fue ocupando casas particulares hasta mediados del siglo XX, que fue trasladada a la casa de la calle San Antonio número 10.
Este edificio es de principios del siglo XIX, de factura neoclásica, con detalles ornamentales barrocos. Tiene dos plantas y está desarrollado alrededor de un patio de columnas y arcadas, con cubierta inclinada de teja árabe y balcones corridos sujetos por tomapuntas decorados de hierro forjado.Una profunda reforma adecuó en 1961 el edificio a su nuevo cometido educativo, una interesante y poco estudiada intervención. El proyecto fue redactado por el famoso arquitecto Casto Fernández-Shaw (1896-1978), entre cuyas obras destacan el Coliseum de Madrid, el colegio de la Asunción de Málaga, el edificio para la General Motors en Tánger o el hotel Salymar de San Fernando.
El arquitecto Fernández-Shaw, perteneció a la conocida como generación de 1925 por sus proyectos progresistas. El coste total de la obra fue de 901.118,74 pesetas. El 27 de septiembre de 1961 se publicaron las condiciones de la subasta, adjudicada el 13 de diciembre a Alfonso Sánchez Sepúlveda, residente en Cádiz, por 660.075, 35 pesetas.
Actualmente conocido como edificio La Escuela, está protegido en el Plan General Municipal de Ordenación en el grado 2, Edificios de notable interés arquitectónico y/o histórico.
El actual edificio de la escuela es obra del arquitecto valenciano Fernando Garrido Gutiérrez. Pertenece al movimiento moderno y se encuentra enmarcado dentro de la denominada como arquitectura orgánica. Se trata de una filosofía de la arquitectura que promueve la armonía entre el hábitat humano y el mundo natural.
Este edificio fue adjudicado a la madrileña empresa constructora Becosa el 19 de diciembre de 1967. El presupuesto inicial era de 20.437.464,35 pesetas. Becosa lo realizó por 17.230.826,20 pesetas. Este edificio esta protegido como Bien de Interés Cultural desde el 2 de septiembre de 2008. En 1968 obtuvo el primer premio de Arquitectura de la Exposición Nacional de Bellas Artes.