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La muerte de un menor pone en jaque al 'botellódromo'

El Gobierno local insta a la Junta a revisar la actual legislación y no descarta incluso desmantelar el equipamiento

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  • Restos de sangre del fallecido aún visibles en el botellódromo -

El fallecimiento de un menor en el botellódromo ha vuelto a poner en entredicho un equipamiento habilitado a raíz de la entrada en vigor de la Ley Antibotellón y al que se destinaron alrededor de 200.000 euros. La delegada municipal de Participación,  Juventud y Educación, Lidia Menacho, admitió ayer que el modelo actual ha “fracasado”, abogando por replantearse “qué es lo que realmente quieren los jóvenes” jerezanos.

En este sentido, recordó que no en todas las ciudades se han habilitado espacios para consumir alcohol en la calle, por lo que considera posible encontrar “otras alternativas de ocio” para los jóvenes que no pasen por recluirlos en un equipamiento de estas características. Menacho advirtió de que “es imposible controlar a la gente que entra” en el botellódromo porque se trata de “un espacio abierto”, aludiendo a un informe elaborado en este mismo sentido por el Defensor del Pueblo andaluz, José Chamizo.

Además, el Gobierno local considera un “auténtico disparate” la Ley Antibotellón, al entender que “está mal planteada”. De hecho, el PP no apoyó en su momento esta normativa. Ahora, la alcaldesa, María José García-Pelayo, va a trasladar al vicepresidente de la Junta, Diego Valderas, la “necesidad” de revisar esta ley en el encuentro que ambos mantendrán el próximo mes de septiembre para abordar distintos asuntos que la Administración autonómica tiene pendiente de desarrollo en Jerez.

Por otra parte, el Gobierno local ha agradecido personalmente la rapidez con la que actuaron las fuerzas de seguridad, lo que hizo posible la detención del presunto agresor. Por este motivo, el Ejecutivo popular propondrá en el próximo Pleno un acuerdo de felicitación pública a los agentes de la Policía Local que detuvieron al presunto autor de los hechos.

 

El PSOE quiere más vigilancia

El grupo socialista, por su parte, ha lamentado el “grave incidente” ocurrido en la madrugada del pasado domingo, considerando que este hecho debe abrir “una reflexión profunda” sobre las medidas de seguridad que son necesarias en unas instalaciones en las que se concentran cientos de jóvenes todos los fines de semana, con el fin de garantizar la integridad física de las personas y evitar que se produzcan nuevos incidentes.

Los socialistas pedirán al Gobierno local que, “con carácter urgente”, ponga en marcha un dispositivo de seguridad especial para el botellódromo, con vigilancia policial “permanente” y otras medidas que permitan el normal desarrollo de la convivencia entre los jóvenes.

Para ello, el grupo socialista entiende necesario “que se intensifiquen los controles policiales para evitar el uso de armas blancas, objetos punzantes o similares, y que se vigile de forma especial el consumo de alcohol entre menores de edad”.

De igual forma, se solicita a la Delegación de Juventud que retome las campañas informativas sobre el consumo responsable de alcohol y que se planteen también otro tipo de alternativas de ocio para los jóvenes, con una programación atractiva y acorde a las demandas de este colectivo.

El grupo socialista confía en que se actúe desde la responsabilidad, ya que no es su “intención” utilizar este “trágico suceso” como “arma arrojadiza” contra el equipo de Gobierno, por lo que “apoyará desde el diálogo y el consenso todas las medidas que sean necesarias para que los jóvenes dispongan de espacios de ocio que garanticen su seguridad”.

 

En contra del concepto actual

Por su parte, el Defensor del Ciudadano, Francisco Reinoso, reconoció que es “partidario de que quiten el botellódromo”, aunque considera que “no es la solución”, al razonar que “los jóvenes se seguirán reuniendo en otros lados a beber en la calle y se seguirán produciendo problemas”. El Defensor del Ciudadano ve “difíciles” las soluciones “a corto plazo”. En su opinión, la base del problema “es la educación que dan los padres” y el hecho de que “los políticos no saben qué hacer con los jóvenes, porque no hay planes para ellos” y tampoco “un equipo multidisciplinar que aborde a la juventud”.

El director de Proyecto Hombre, Luis Bononato, coincide con Reinoso a la hora de advertir de que “no se ha encontrado” aún una alternativa al botellódromo, unas instalaciones que en la mayoría de ciudades se han convertido en “verdaderos lugares de riesgo y conflicto”. “Las medidas de control son de utilidad, pero desgraciadamente la presencia de la policía no impide que se produzcan hechos de este tipo, que ocurren en milésimas de segundo”, recordó.

El problema, para Bononato, es que “el concepto de diversión está cada vez más relacionado con el consumo de alcohol y estupefacientes”. A esto se une el hecho de que muchos jóvenes “salen a divertirse con armas blancas”, algo que ya de por sí provoca “un riesgo” antes incluso de que accedan al botellódromo. “Desde el momento en el que salen de casa ya existe un riesgo. Desgraciadamente, el punto de partida de todo esto no está en que pueda producirse una pelea, sino en que la gente consume para coger el punto enseguida y además hay chavales que salen con predisposición a la violencia y la agresividad, porque si no no llevarían un cuchillo o una navaja”, explicó.

El director de Proyecto Hombre es partidario de una mayor inversión “en prevención”, así como en fomentar la educación en valores, el respeto al prójimo y el control de los impulsos. “Muchos chavales se mueven en un ambiente de fantasía y terminan confundiendo la realidad con esa fantasía”. 

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