Encima de la mesa de la presidencia estaba el ejemplar de la Constitución y la fórmula para jurar o prometer. José Galvín (PP), solicitó la Biblia, y Ana Fernández (IU), pidió que la retiraran cuando le llegó su turno. Con los ediles del PP la Biblia volvió a la mesa.
Desde la sala contigua al Cabildo Viejo llegaban los aplausos tras las intervenciones. Raúl Ruiz Berdejo lamentó que no se hubiese elegido un lugar más amplio para el pleno y que pudiese entrar más público, aunque tampoco es que en la calle aguardara una multitud.
La mesa de edad fue la que propició más anécdotas. Primero porque José Galvín expuso que no se podían dar besos tras la imposición de las medallas y alguno se saltó el protocolo; y después cuando requirió la intervención de Ruiz Berdejo en nombre del Partido Comunista.
Tanto los concejales de IU como los de Ganemos se saltaron la fórmula con la que se prometía el cargo, con alusiones a la Corona o la República. Parte del público reprobó el gesto. También siguieron la moda de mostrar a las cámaras el voto, pese a que debía ser secreto.
Al acto estaban invitados los concejales salientes de la Corporación, pero sólo lo hicieron los del PP, los del PSOE y Rocío Montero, de Foro. Sobre todo se echó en falta a los de IU, o al menos no ocuparon los asientos que les había reservado protocolo. Hubo más asientos vacíos.
En la foto de familia de la nueva Corporación faltaron los concejales del PP. Pese a la tensión hubo algún que otro momento de humor, como el protagonizado por José Galvín. Tras el pleno llegaron las felicitaciones. A la alcaldesa le aguardaba su hija pequeña y su marido. En la calle, los afectados por el ERE.