Además, la familia de Escribano tendrá que hacer frente a una responsabilidad civil de 120.000 euros y no podrá salir del centro psiquiátrico al que sea destinado sin un auto emitido por este tribunal.
De este modo, el juez reconoce como probada la enfermedad mental sufrida por el acusado -esquizofrenia paranoide- y que el autor de la muerte de González “no era imputable” en el momento de cometer los hechos ya que se encontraba bajo los efectos de un brote psicótico.
De igual modo, en los aproximadamente 20 folios que componen el veredicto consta que, como ya se comentó durante el juicio, el consumo de drogas, así como el cese puntual del tratamiento pudieron dar lugar al surgimiento de este brote.
Fuentes judiciales indicaron que la pena se corresponde con lo que hubiese sido la condena en caso de imputabilidad penal, es decir, que pasaría el mismo tiempo de haber ido a la cárcel.
Como se recordará, el ahora condenado declaraba durante el juicio que atacó al menor porque pensaba que los dos amigos de su hermano iban a hacerle daño a este último y a él mismo.
Durante el proceso, la acusación particular trató de demostrar que Escribano actuó con alevosía, es decir, que planificó cuidadosamente el crimen, ya que cuando salió de casa de su hermano con los dos jóvenes portaba un cuchillo escondido bajo la ropa y, ya en la calle, esperó que el más fuerte de los dos se alejase, dejando con ello indefenso a Jesús González.
Los pasados días 22 y 23 de abril tuvieron lugar las dos sesiones de la vista oral. La primera de ellas registró los testimonios de todas las personas implicadas en el caso, excepto las declaraciones del hermano del condenado y del padre del fallecido, que tuvieron lugar por videoconferencia al día siguiente.
El hermano de Escribano confirmó lo nervioso que estuvo Juan Pablo durante toda la noche y las frases amenazantes que lanzó a sus amigos, y relató que había bajado al escuchar los gritos y que encontró a su amigo agonizante en el portal de su propia casa.
Fue él mismo quien indicó a la Policía que había sido su hermano el responsable de la acción criminal, y éste fue detenido horas después en los alrededores de la Plaza de Abastos.
Informes
En el veredicto final de la Sección VII tuvieron un peso determinante los informes emitidos por los médicos forenses y psiquiatras que atendieron a Escribano, con cuyos testimonios quedó corroborada la influencia decisiva de la enfermedad sufrida por el joven de 29 años -esquizofrenia paranoide-.
Escribano se encontraba el día de los hechos (26 de mayo de 2006) en el domicilio de su hermano en la calle Mezquita, en cuya compañía se encontraban la víctima, Jesús González, y otro amigo del hermano. Durante las horas que pasaron en la vivienda, Escribano irrumpió varias veces en la habitación donde se encontraban su hermano y los amigos de éste profiriendo amenazas del tipo “van a rodar cabezas” o “alguien tiene que pagarlo”.
Tras pedir a su hermano un chaquetón, debajo del cual ocultó el arma homicida, salió de la vivienda con los dos amigos de éste y, aprovechando el momento en que Jesús González se quedó sólo, lo apuñaló hasta en 11 ocasiones. Después, persiguió al otro joven con intención de matarlo.
