Hosteleros y vecinos de la calle San Pablo van a iniciar reuniones permanentes con las que se pretende buscar soluciones al conflicto que se vive en esta céntrica vía tras la reciente declaración de zona ZAS (Zona Acústicamente Saturada), “ver qué problemas hay para solucionarlos” y minimizar el impacto negativo que ha supuesto esta designación para los negocios de la calle. Para ello, el Ayuntamiento ya ha nombrado a un interlocutor para que acuda a estos encuentros en representación del Consistorio, independientemente del recorrido que tenga el recurso que van a presentar reclamando que se flexibilicen las restricciones que acarrea haberse convertido en zona ZAS.
Frente a los enfrentamientos personales que ha habido en otros enclaves reconocidos ya como ZAS como Plaza Vargas, en el caso de San Pablo se dan unas circunstancias especiales, y es que la mayoría de los residentes (12) van de la mano de los hosteleros, si bien hay otros cuatro que sí han advertido de problemas para conciliar su derecho al descanso con la oferta de ocio de la calle -un punto de encuentro muy frecuentado- en los últimos años, y han pedido que se frene en cierta medida la movida en este enclave. Es este colectivo más reducido de vecinos, como apunta el presidente de Asunico, Manuel García, con el que los hosteleros van a sentarse para ahondar en los problemas que denuncian y tratar de solucionarlos. Ya la pasada semana tuvieron una primera toma de contacto con algunos de ellos, aunque no se profundizó en actuaciones concretas.
Desanimados
No obstante, desde Asunico recuerdan que “en su momento ya se hicieron inversiones millonarias pero los hosteleros están dispuestos a hacer más y ver qué problemas hay. Cualquier entendimiento con los vecinos es la vía de solución en todo esto”, manifiesta García, quien admite que “los ánimos pueden saltar en cualquier momento” y es precisamente ese extremo el que quieren evitar. Tampoco quieren que esta situación “llegue a más sitios del centro”.
También insiste García en que ambas partes, vecinos y hosteleros, decidieron conjuntamente pedir que la calle fuera declarada ZAS para evitar que se abrieran más negocios. Con lo que no contaban, apostilla, es con que esta declaración se volviera en su contra con unas medidas “tan agresivas” que obligan a a los establecimientos de hostelería a retirar sus terrazas a las doce de la noche, les prohíbe poner veladores a los pubs y bares con música y reduce el horario de cierre .
