El 100% de los colegios a los que Proyecto Hombre ha  ofrecido talleres de formación y asesoramiento para este curso ha antepuesto los que aborden las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), para prevenir casos de adicción y bullying. Una demanda que evidencia la inquietud de la comunidad educativa por este tema y la necesidad de ahondar en el buen uso de estos dispositivos para evitar serios problemas.      De hecho, esta misma semana en Francia han anunciado la prohibición del uso de móviles en colegios e institutos para el próximo curso.  


   Una inquietud que le consta a Luis Bononato, director de esta organización, que recientemente ha presentado el programa ‘Intégrate’ encaminado a este fin, en el que el papel de los padres y el profesorado juega un papel clave. La preocupación está tan en alza que a Bononato le consta que cada vez son más los casos de colegios e institutos de la ciudad que recurren a experiencias concretas para que sus alumnos, que suelen llevar sus terminales escondidos en sus mochilas, ‘desconecten’ de sus smartphones y ‘conecten’ con los miembros de su familia o su propio centro.   

                
    Según expone, a nivel jurídico no hay una norma específica de la Consejería de Educación que regule este asunto, por lo que en la práctica  cada centro se basa en un reglamento interno consensuado en el  Consejo Escolar,  donde determinan las iniciativas a desarrollar.  Así, si por norma general el uso del móvil en los colegios está prohibido, la cosa se complica en la Secundaria, nivel en el que los alumnos ya suelen contar con móviles y se las ingenian como pueden para encenderlos aprovechando los cambios de clase, en el recreo, e incluso hay algunos que reconocen tenerlo en clase e incluso haberlo utilizado haciendo exámenes para hacer una consulta a un tercero. “En teoría sólo se puede usar en el recreo pero no está prohibido llevarlos, y aunque en clase los profesores no nos dejan, aprovechamos los cambios de clase. En la práctica los usamos cuando quereremos”, reconoce una alumna de un instituto público. En los colegios se hacen pocas excepciones, como ocurre más allá del caso de los alumnos de Sexto (12 años) en La Salle-San José, a los que en caso de que se vayan de excursión y duerman fuera sí se les permite llevar móviles. No obstante, sus terminales siempre se quedan en el hotel y es el profesor el que supervisa su uso devolviéndoselos a los alumnos para que durante una hora antes de la cena llamen a sus padres. En otros casos, en Secundaria se les permite en las actividades extraescolares.


   No obstante, hay centros que en esta problemática han dado un paso más. Así, mención especial merece el caso del Colegio Nuestra Señora del Pilar, que desde este curso ha nombrado al colegio “libre de móviles” después de que el pasado año un grupo de trabajo se dedicara a estudiar a fondo estas cuestiones y en las conclusiones se pusiera de manifiesto que había más inconvenientes que ventajas en no poner coto al móvil. Para ello, en el colegio se han puesto carteles en los que se prohíbe el uso del móvil en el centro (se lo permiten llevar conscientes de que fuera del centro pueden necesitarlo o usarlo), autorizando solo su utilización para trabajos en los que tengan el permiso explícito del profesor de la asignatura con el que estén trabajando y bajo su supervisión.


  En caso de que algún estudiante sea pillado con el móvil en los pasillos o en el recreo, se le retira hasta finalizar la jornada. “Los móviles son cada vez más sofisticados pero los adolescentes y niños siguen siendo adolescentes y niños; es una pena porque la tecnología es estupenda y necesaria, pero hay que crecer al mismo tiempo y eso hoy por hoy no es así”, señala una maestra a este medio.


    En otros colegios como Safa Jerez, su Plan de Convivencia, que ha sido elaborado por padres, profesorado y alumnado, recoge la prohibición de usar el móvil en el centro, aunque el profesorado puede solicitar que los alumnos los lleven para determinadas actividades TICs. En estos casos, el docente lo usa en su clase y luego se depositan  en un lugar seguro y se les devuelve al final de la jornada.