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“Lo que más me preocupaba era que tuviéramos que perder el año”

Alumnos que afrontan la Selectividad más atípica relatan cómo lo han llevado y lo que más les inquieta a 24 horas de los exámenes más temidos

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  • Alumnos examinándose de la Selectividad en una imagen de archivo. -
  • "Mis alumnos me dicen que sienten que les han robado la mitad del curso”, señala Mario Benicio tras 25 años corriendo estos exámenes

Cuando hace casi cuatro meses la pandemia del coronavirus obligó a suspender todas las clases educativas sin excepción, los alumnos de Segundo de Bachillerato se echaron las manos a la cabeza. El curso se interrumpía para todos, pero lo que no podían imaginarse entonces era que el reencuentro al completo con los compañeros de clase no se volvería a repetir hasta este martes, cuando arrancan las Pruebas de Acceso y de Admisión a la Universidad (PEvAU) 2020 para 2.160 estudiantes en el Campus de Jerez.

Se ha dicho por activa y por pasiva que es la Selectividad más atípica de todos los tiempos, que será histórica por las circunstancias en las que transcurrirán las pruebas, entre fuertes medidas de seguridad y sanitarias (todos los estudiantes y los miembros del tribunal llevarán mascarillas tanto al acceder como durante los exámenes), pero tampoco hay que perder de vista que será la más asequible, dado que los aspirantes tendrán más opciones que nunca.

Después de más de 25 años corrigiendo exámenes de Selectividad, Mario Benicio, profesor de Lengua y Literatura del IES Santa Isabel de Hungría, ha visto de todo y es de los que prefiere convertir los problemas en oportunidades. Con esta filosofía, anima a sus alumnos a aprovechar esta convocatoria, aunque haya sido complicado prepararse a través de videoconferencias, plataformas y correos electrónicos. A las cifras se remite. “Lo primero que me ha llamado la atención es que hay un 20% de alumnos más que se presentan (en la provincia). No nos engañemos, el confinamiento ha hecho que muchos alumnos más pasen, se les ha evaluado con el primer y segundo trimestre. Han tenido suerte. No se van a ver en otra”, señala.

No obstante, este docente, que recuerda divertido cómo los primeros años los profesores que iban a corregir la Selectividad hacían la media con la calculadora, reconoce también el vértigo que supone para los alumnos haberse encontrado con esta circunstancia tan excepcional el año en el que se jugaban su futuro y que debería haber sido uno de los más especiales. Ahora lo será, pero no por la cena de graduación ni por la fiesta de despedida.

“Ellos están con la Selectividad en la cabeza desde que empiezan en septiembre. No los veo desde marzo, pero después de haber terminado oficialmente el curso me mandaban correos con dudas. Están estresados. Los nervios van a ser los de siempre. Muchos me dicen que sienten que les han robado  la mitad del curso; se han quedado sin graduación, sin cena final. Ha sido una cosa muy triste”, reconoce.  

“Hay que estar con ellos”

Por eso, tiene claro que este año más que nunca “hay que estar con los chavales porque nadie tiene la culpa de lo que hay”, dado que le consta que esta convocatoria de la Selectividad, también la más tardía de todos los tiempos, ha contado con más renuncias de profesores que otros años por estar más avanzado el verano y estar todos de vacaciones.

Él y el resto del personal que estarán en las pruebas en las distintas sedes (en su caso va a Barbate) tendrán trabajo extra de cara a unas pruebas de acceso en la que lo más llamativo son las medidas de seguridad. “Nos van a poner un EPI, mascarillas, pantallas y guantes, y los alumnos van identificados con colores según los centros”, explica. De momento, este lunes, él y todos los docentes y miembros del tribunal estaban citados de 9.00 a 14.00 horas en el IES La Granja para hacerse los test rápidos del coronavirus. Los aspirantes, en este caso los alumnos, también tienen mucho que contar.  

Álvaro Sánchez, del colegio Jesús María El Cuco, se presenta por segundo año. Quiere subir nota para poder estudiar Comunicación Audiovisual y le piden un 8,7. Va a ser uno de los que más va a percibir el cambio entre una prueba y otra a un año de diferencia. Cuando se suspendieron las clases, se estaba preparando en una academia, donde las sesiones han seguido por internet, pero reconoce que ha sido complicado adaptarse a la nueva situación. “No es lo mismo tener un profesor al lado explicándote las cosas que hacerlo por videollamada, no estamos acostumbrados”, asegura tras admitir que está “nervioso” y bastante expectante”.

La mascarilla, lo de menos

Salva Quintana es alumno de Segundo de Bachillerato del Colegio Nuestra Señora del Pilar-Marianistas y afronta con nervios la cuenta atrás para la prueba de acceso. Está al tanto de todas las medidas de seguridad extras que tendrá la convocatoria, pero la presión, en su caso, sigue estando en los exámenes puros y duros. “Más que la mascarilla, me agobia más el examen en sí, aunque vaya a ser más asequible”.

En su caso, como quiere estudiar Derecho, sólo necesita un 5, pero eso no significa que se haya relajado ni que no haya vivido con preocupación la mitad del curso desde que se declaró el estado de alarma y los mandaron a todos a casa. “Para mí eso fue lo peor, que se quitaran las clases presenciales, no es lo mismo, las explicaciones no se te quedan igual”, señala. 

Salva reconoce que también contempló con temor la posibilidad de que ni siquiera pudieran ir a la Selectividad cuando se complicaron las cosas por la pandemia. "Lo que más me preocupaba era quedarme con la nota de Bachillerato o que tuviéramos que perder el año”. Afortunadamente, este extremo no se dará y en 24 horas se la jugará con el resto de compañeros. 

 

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