Cuando el 5 de abril del pasado año 2020, en el inicio de la crisis del covid 19 y en confinamiento casi general en casa, escribía que no se había podido celebrar el cabildo de salida al uso, no podía siquiera imaginar que un año menos pocos días después el Diputado Mayor no iba a tener la necesidad de dar cuenta del plan previsto por si la lluvia sorprendía a la Hermandad en las calles, ni de hacer recomendación alguna sobre las atenciones de los más pequeños, el gran tesoro que atesoramos para el futuro de nuestras corporaciones, ni señalar los puntos estratégicos donde los auxiliares deberían de proveer de agua a los penitentes, ni advertir sobre el horario de llegada a la iglesia, ni siquiera apuntar los actos a celebrar el día de salida o indicarles a los que no iban a vestir la túnica nazarena, pero tenían su papeleta de sitio, su ubicación en los previos de la salida procesional.
Y es que este año 2021, aunque pareciera imposible cuando en los inicios del cuarto mes del curso pasado nos teníamos que conformar con ver la programación extraordinaria de 7TV, tampoco las cofradías van a sacar a Sus Titulares a la calle, ni van a hacer estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral, ni se van a escuchar los sones únicos de la música pasional, ni el rastreo de los zapatos de los costaleros, aunque este año habrá actos en las iglesias, incluso habrá algún paso montado, las Imágenes estarán en reverencial veneración, como están todos los días del año en sus altares, aunque en esta oportunidad con llamada especial a a todo el pueblo, e incluso está esa exposición extraordinaria en ese marco especial de Los Claustros de Santo Domingo, aunque nada de ello mitiga la nostalgia de unos tiempos que fueron y que no se sabe cuando volverán. Por eso el Cabildo de Salida de este año se ha basado en las virtudes teologales de la Fe, en Jesús y en su Madre, de que todo esto terminará y habrá que dar gracias por ello, la Esperanza de que llegarán tiempos que parecían perdidos y que volverán a ser lo que siempre fueron, ojalá más pronto que tarde, y la Caridad que es el banderín de enganche de las hermandades con una realidad social que ofrece esa otra cara de la pandemia, la crisis económica que a tantas y tantas familias está azotando y que, como no podía ser de otra manera, ha encontrado la respuesta enorme de unas Hermandades que han sabido estar, y lo seguiran estando, a la altura de las circunstancias corresponden a instituciones que atesoran siglos de importante presencia.