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El Miércoles Santo suma un año más a su particular singladura por el desierto

Cinco de las seis cofradías de la jornada encadenan ya tres años consecutivos de amargura en el interior de los templos

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Federico Mantaras, visitando a la Hermandad de Santa Marta.

La inestabilidad meteorológica –primero- y la pandemia –después- hacen necesario remontarse a 2018 para recordar un Miércoles Santo pleno de cofradías en la calle. Aquella fue la última vez en que Jerez pudo disfrutar en plenitud de las seis corporaciones nazarenas integradas en la nómina de la jornada que marca el inicio del fin de la Semana Mayor.

Los adversos partes meteorológicos y unas escasas gotas de lluvia coincidentes con la hora de inicio de salida de la mayor parte de las cofradías provocaron que en 2019 únicamente culminara su recorrido la Hermandad del Soberano Poder, que a priori era la que debía superar mayores obstáculos debido a su prolongado itinerario.

Lo que se vivió el año pasado –en pleno confinamiento domiciliario- no hace falta siquiera recordarlo. Este Miércoles Santo sumó otro amargo episodio a la extraña historia que está escribiendo una de las jornadas procesionales menos castigada históricamente por la adversa meteorología.


Este capítulo no obstante se aderezó de los ingredientes que de algún modo están aliviando a los cofrades desde el inicio de la Semana Santa. Los templos pudieron estar abiertos, se celebraron cultos internos y las imágenes recibieron la visita de miles de jerezanos.

Y al igual que había ocurrido otros días, quedó el consuelo de que la meteorología se mostró incluso más adversa que en 2018, toda vez que el fuerte viento que azotó la comarca durante buena parte de la jornada hubiera dificultado en extremo –y por supuesto deslucido- la salida de las cofradías.

El Señor del Soberano Poder y la Virgen de las Mercedes se han venido ofreciendo a la veneración de los fieles durante toda la semana, pero fue este miércoles cuando sin duda recibieron a un mayor número de visitantes. Por la tarde, la hermandad celebró un Vía Crucis como alternativa a la estación de penitencia.

La Hermandad del Consuelo celebró su eucaristía en la mañana del Martes Santo, toda vez que sus imágenes se encuentran en la capilla del convento de las Hermanas de la Cruz, que durante el miércoles debía prepararse para el Triduo Sacro.

La Hermandad de Santa Marta recreó en su pequeña capilla el traslado al sepulcro del Cristo de la Caridad, con todas las imágenes vestidas de riguroso luto.

San Lucas se convirtió durante todo el día en un ir y venir de devotos del Señor de la Salud en sus Tres Caídas, al igual que ocurriera el primer viernes de marzo. El crucificado que recibe esta misma advocación fue colocado sobre su paso, mientras que el nazareno ocupó el centro del templo para facilitar la visita. La Virgen de los Dolores, por su parte, aparecía entronizada en el altar que ha debido improvisarse ante la portada principal del templo.

El Señor de la Flagelación y la Virgen de la Amargura se situaron en los laterales del presbiterio de la parroquia de Los Descalzos. La cofradía celebró a mediodía misa de hermandad y culminó este Miércoles Santo con un acto penitencial de oración ante sus titulares.

El Señor del Prendimiento se mostró a ras de suelo y rodeado de los populares Candileja y Chupaceite, en un improvisado huerto de Getsemaní en el que tuvieron cabida hasta tres olivos. Debajo de ellos se encontraba también San Pedro. La cofradía quiso de este modo recrear el pasaje evangélico que acostumbra a llevar a las calles de Jerez sobre su paso de misterio.

Ni qué decir tiene que por la parroquia de Santiago pasaron miles de personas a lo largo de toda la jornada, formándose importantes colas en el exterior dada la necesidad de evitar sobrepasar el aforo dentro del templo. Dentro se escucharon saetas casi sin interrupción.

Frente al Señor del Prendimiento se encontraba la Virgen del Desamparo, la imagen que cierra el Miércoles Santo jerezano. No lo hace desde 2018, en una singladura por el desierto que se antoja ya demasiado larga.  

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