"No tengo una buena opinión del ser humano". Tras años rodeada de sufrimiento, es la conclusión de la presidenta de la
Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga, que lleva desde 2009 acogiendo animales para encontrarles una nueva vida después de su estancia. Actualmente hay 430 perros y unos 200 gatos en las instalaciones. Los cuidadores del centro, con ayuda de los voluntarios, los rehabilitan y conviven con ellos.
Carmen Ayala lleva año y medio como voluntaria y ya es la coordinadora del Módulo B, donde se encuentran
los perros potencialmente peligrosos (los llamados PPP). Cada uno tiene su historia de maltrato o abandono. Algunas ladran, otros parecen agresivos, pero cuando ella se acerca, todos se calman. “Amo pasar mi tiempo libre con ellos”. Los saca a pasear, les da de comer y los mima. Son su familia temporal.
España es el país europeo donde más animales se abandonan, unos 700 al día. En la pandemia, la gente se animó a adoptar, pero ahora que la normalidad regresa a nuestras vidas, hay personas que se desprenden de sus animales. En los últimos meses hubo un gran aumento del abandono de
camadas indeseadas y llegan también muchos perros de caza. Solo en mayo
entraron 85 perros y 52 gatos a la protectora, y
fueron adoptados 49 perros y 16 gatos.
Holanda como ejemplo
De hecho, en septiembre es cuando más se nota el aumento de ejemplares porque coincide con la época de los descartes de los cazadores. ¿Qué
solución hay para evitar esta tendencia? Para Manzano,
seguir los pasos de Holanda, que obliga por ley a castrar para evitar camadas que acaben en la calle. “Hay que esterilizar sí o sí. Y si hay gente que quiere comprar perros de raza, pues un impuesto. También obligan a tener un seguro médico”.
Además, desde la protectora destacan que hay personas que abandonan por no poder costear el
veterinario. “En España es muy caro curar a un animal”, asegura Carmen Manzano, que también señala un pilar fundamental, la
educación. Falta concienciación y sentido de la responsabilidad. “Tener un perro no es tener un juguete, y hay gente que se cansa de ellos”, cuenta una de las voluntarias.
Pasear por la protectora es asomarse a las historias de Oso, el shar pei que llegó con la mandíbula desencajada; Margarita y Petunia, dos podencos que todavía tienen una marca del collar que hubo que quitarles con un cortafrío o el american stanford que encontraron atado a un árbol. Y casos mucho más graves, como una mamá que perdió su vida por salvar a sus cuatro cachorros de
recibir pedradas de cuatro niños.
Los datos muestran que en lo que llevamos de 2022 han entrado 478 y han salido adoptados 398 animales. Han fallecido 36, de los cuales a 22 se les ha tenido que practicar la eutanasia. En 2021 se alcanzaron los 1447 animales que acabaron en la protectora.
Por suerte, hay gente como
Laura Martín, que ha venido desde Cártama para acoger a una perrita de cuatro meses que hoy mismo han dejado en la protectora. Una de las voluntarias, mientras la tiene en brazos, enseña que todavía está mudando sus dientes de leche. Creen que es un cruce de
teckel con bodeguero.
Todavía quedan salvadores de estos perros, gatos, tortugas y hasta hurones que buscan familia, pero desde la Protectora denuncian que falta voluntad política para que esta situación cambie, "gobierne quien gobierne".