Científicos de la Universidad de Granada y el Instituto Geológico y Minero de España han analizado las variaciones del terreno de la Vega granadina y han concluido que este entorno medioambiental se hunde hasta un centímetro al año durante periodos secos.
Para llegar a este resultado, los investigadores han procesado las imágenes de radar obtenidas desde el año 2003 por tres satélites espaciales diferentes, logrando así una "precisión milimétrica" en el estudio de las elevaciones y hundimientos del terreno.
Según ha informado la Universidad de Granada en una nota de prensa, en paralelo, se ha llevado a cabo un seguimiento de la explotación del acuífero de la Vega de Granada durante los últimos 13 años, conociendo "dónde se han producido los mayores focos de aprovechamiento, según los descensos o subidas del nivel freático en el acuífero". Adicionalmente, el estudio incluye un reconocimiento geológico del terreno mediante la interpretación de sondeos ejecutados en la Vega de Granada desde la década de los años 70.
Los resultados ponen de manifiesto que, durante el periodo seco 2003-2009, el acuífero fue explotado con mayor intensidad en la zona de los municipios de Armilla, Atarfe, Chauchina y Santa Fe, lo que generó hundimientos del terreno de hasta un centímetro al año en zonas localizadas al norte de Chauchina, el núcleo urbano de Santa Fe, el este de Vegas del Genil, así como en Atarfe y el sur de Maracena, todos ellos en el área metropolitana granadina. Estas zonas coinciden con "una mayor presencia de arcillas en el subsuelo, que se compactan durante las bajadas del nivel del acuífero".
En el periodo más lluvioso, entre los años 2011-2014, los focos de hundimiento del terreno desaparecen, aunque se detectan hundimientos importantes, de casi 13 milímetros al año, en el entorno del aeropuerto y en el núcleo urbano de Cijuela, debido a obras que conllevaron movimientos de tierra en ambas zonas. En los años 2015 y 2016 tan solo se detectan pequeños núcleos de hundimiento al noreste de Maracena, aunque su origen es desconocido.
El director del departamento de Geodinámica de la Universidad de Granada, José Miguel Azañón, y la investigadora de la Unidad de Granada del Instituto Geológico y Minero de España, Rosa María Mateos, son los responsables de este trabajo científico, del que se ha hecho eco la revista 'Journal of Hydrology'.
Azañón y Mateos apuntan a que los datos obtenidos "no son nada alarmantes, y no implican riesgo alguno por el momento; sí son de enorme interés para una gestión adecuada del acuífero, especialmente durante los periodos de sequía, como en el que nos encontramos en la actualidad".
"En zonas muy vulnerables, con elevado contenido en arcillas, bajadas de tan solo un par de metros del nivel freático podrían generar hundimientos del terreno que, de acumularse, pueden suponer subsidencias de varios centímetros a la década y representar un peligro a largo plazo para los núcleos urbanos asentados en la Vega de Granada", han señalado los investigadores.
Han explicado además cómo se han detectado grietas en calles y aceras del municipio de Otura a causa de este fenómeno, y han detallado que "el verdadero riesgo lo producen las deformaciones diferenciales, es decir, el hecho de que se generen hundimientos en determinadas calles o zonas y no en otras anexas" y que, en este sentido, "la mayor parte de las deformaciones detectadas resultan menos peligrosas al producirse de forma conjunta".