Considerados los Oscar de la música, este 2011, los Grammy fueron un auténtico duelo entre diseñadores. Excentricidad, sorpresas, originales estampados y, sobre todo, mucho brillo de estrella, capaz de deslumbrar hasta al último paparazzi, desfiló por la alfombra roja de este año.
Sin duda alguna, la gran sorpresa de la noche vino de la mano de Lady Gaga. Haciendo gala de su habitual excentricidad, la camaleónica artista subió un peldaño más en su escalada particular hacia la cima de lo sobre-original, e hizo su aparición metida dentro de un huevo gigante, paseado por la alfombra roja en hombros de cuatro bailarines semidesnudos.
La cantante, que ya sorprendió a todo el mundo el septiembre pasado en los MTV Music Awards con su vestido de carne, no decepcionó en la 23 edición de los Grammy. El cascarón se rompió en el escenario al ritmo de su nuevo sencillo Born this way.
Nicola Fomichetti, director creativo de Mugler, reivindicó vía Twitter, que los diseños que Gaga lucía en la gala pertenecían a su firma. Y es que la artista, fuera del cascarón, mostró otros tres conjuntos que lo tuvieron muy difícil para superar el impacto del huevo inicial.
El primero, un trench transparente del que se despojó en seguida dando paso a unos pocos retales de látex o piel translúcida. El siguiente, un poco más elaborado, llamaba la atención por la chaqueta "alienígena" de cuero y, por último, lució otra chaqueta a la que le faltaba la mitad izquierda y que combinó con un aparatoso sombrero de ala ancha y asimétrica, de Fran Fernández.
LAS GRANDES TRIUNFADORAS DE LA ALFOMBRA ROJA
Dejando a un lado el apartado especial que merece Lady Gaga, las mejor vestidas de la 53 edición de los premios Grammy fueron las que optaron por unos atuendos sencillamente brillantes. Miley Cyrus, metálica hasta los pies, se enfundó en un precioso vestido largo, con pronunciado escote, de animal print, en tonos dorados y plateados metalizados y con fondo gris oscuro. El medio recogido y el brazalete que lució le daban cierto aire hippy.
Por su parte, Selena Gomez, glamourosa a pesar de su juventud, fue fiel a su estilo. La protagonista de Los Magos de Waverly Place eligió para la ceremonia un espectacular vestido blanco roto con brillos del diseñador J. Mendel, joyas de Lorainne Schwartz y zapatos de Brian Atwood.
Kim Kardashian y Heidi Klum parecían haberse puesto de acuerdo a la hora de elegir modelito para la gala. Ambas optaron por sendos trajes al más puro estilo estatuilla dorada, con sendos vestidos brillantes, de escotes vertiginosos y atrevida raja lateral por la que enseñaban tímidamente sus esculturales piernas.
El premio a las más sexys se lo llevaron Jennifer Lopez, Lea Michele y Eva Longoria. La primera, estuvo a caballo entre los exitosos brillantes y el galardón a la sensualidad. La mujer de Marc Anthony se presentó con un súper mini vestido plateado que dejaba al descubierto las razones por las que la artista es imagen de las cuchillas Gillette.
La protagonista de Glee fue, quizás, la más provocativa de la noche. Sin faltar a la elegancia, pero rozando el extremo de la seducción, Lea Michele lució un increíble traje negro, con pronunciado escote, franja de encaje a la cintura y una kilométrica raja que no dejaba nada para la imaginación. Eva Longoria se decantó por los volantes cortos en blanco y negro.
MÁS EXCENTRICIDAD Y ORIGINALES ESTAMPADOS
La otra cara de la alfombra roja destaca por las celebrities que no estuvieron tan acertadas a la hora de elegir modelito. Este fue el caso de Katy Perry que, aunque vestida de Armani, con un diseño de fantasía con alas para la alfombra roja y un minivestido de reina de corazones para su actuación, la mezcla del plástico, los brillos y las alas angelicales, mejor las dejamos para Victoria's Secret.
Otra que no supo dar en el clavo fue Nicky Minaj quien, al más puro estilo gata salvaje, se atrevió a desfilar por los Grammy. Rihanna, la mejor entre las peores, eligió un Jean Paul Gaultier impactante, un vestido compuesto por rayas transparentes y franjas de tul blanco fruncido de arriba a abajo. Una idea muy original pero demasiado atrevida para la ocasión.
A nuestro juicio, la peor vestida del evento fue la pequeña Willow Smith. Con un peinado muy ostentoso del que sobresalían rastas naranjas y amarillas fosforitas, la hija de Will Smith no supo combinarlo con la vestimenta, unos pantalones de raso marrones y de los que salía una capa dorada a juego con una camiseta color mostaza y una torera beige. Como colofón final, la pequeña artista se calzó unas deportivas blancas con plataforma, nada adecuadas para su edad.
Finalmente, el galardón a los estampados más llamativos y originales va directamente para Nicole Kidman y Julianne Hough. La actriz australiana, de Jean Paul Gaultier, vistió un traje convencional, palabra de honor y con volantes por la parte final, en tonos marrones y granates y de estampado floral. Por su parte, Julianne eligió uno colorido, con un vertiginoso escote en v y entallado en la cintura, simplemente sensacional.