Realizado por el taller de arquitectura de Jordi Garcés, el mismo que condujo la restauración y ampliación del museo en los edificios góticos de la calle Montcada, el proyecto del nuevo edificio ha tenido un coste de 6,7 millones de euros, sufragados íntegramente por el Ayuntamiento de Barcelona.
El edificio, un prisma rectangular acristalado de dos plantas y otra subterránea, se erige en el número 1 de la recién creada plaza Sabartés, en honor del que fuera secretario de Picasso e impulsor del museo con una primera gran donación.
El propio Sabartés, según recogía en una declaración de febrero de 1968, señalaba que el museo de Barcelona debía transformarse en “el primer centro de estudios e investigación picassiana del mundo, pues al tiempo que reúna sus obras, debía contener el mejor material para trabajo”.