Las políticas de conciliación mejoran la productividad
Las políticas de conciliación en las empresas como permitir a los trabajadores que puedan flexibilizar su jornada laboral según sus necesidades familiares hace que éstos sean más productivos y hace, por tanto, que las compañías sean más competitivas.
Así se desprende del informe Diez años de conciliación en España realizado por el Centro Mujer y Trabajo del IESE, con una muestra de 5.000 empresas, que analiza los avances que se han producido en la última década en España sobre las buenas prácticas relativas a la conciliación y que ha sido presentado ayer.
El estudio indica que el 15 por ciento de los trabajadores consultados considera que su empresa es “sistemáticamente” conciliadora y flexible, en tanto que el 48 por ciento de los encuestados percibe que en su
lugar de trabajo existen “algunas buenas prácticas” implantadas en este sentido.
El 31 por ciento de los empleados cree que la empresa tiene “algunas políticas” pero las aplica poco, en tanto que el 8 por ciento de los entrevistados cree que su compañía “carece de estas políticas”.
El informe indica que la clave para la conciliación entre el trabajo y la familia es la flexibilidad, tanto en el tiempo como en el espacio, y de hecho es uno de las reivindicaciones más demandadas por los trabajadores.
Las autoras del informe que asistieron al acto, Nuria Chinchilla y Consuelo León, explicaron que las empresas que tienen programas para facilitar la conciliación son las grandes compañías, sin embargo la mayoría de las mujeres, que son las que soportan más el peso de las tareas del hogar, son las que trabajan en pequeñas y medianas empresas.
Chinchilla y León cuestionaron la eficacia de incluir el concepto de conciliación en la legislación, como la ley de igualdad, puesto que estiman que lo que de verdad ayuda a que el trabajo no se convierta en un obstáculo para la conciliación es el convencimiento de los empresarios.
Nuria Chinchilla subrayó durante la presentación que la ley de igualdad aprobada en 2007 “ha sido útil”, aunque lamentó que no se haya desarrollado más y que no se apoye a las empresas que sí han puesto en marcha estas políticas.
La autora aseguró que “necesitamos un líder político en España que cambie los horarios de trabajo” y señaló que hace falta “un cambio cultural” para que no esté mal visto levantarse del puesto de trabajo cuando ha concluido oficialmente la jornada, ni que un hombre decida acabar una reunión para estar más tiempo con la familia.
“No por estar más horas en el puesto de trabajo se es más productivo”, subrayó Chinchilla.
Por ello, el informe propone soluciones y retos que alcanzar en los próximos años para mejorar la calidad de vida de los trabajadores y, así, ser más productivos en sus lugares de trabajo.
El primer reto es plantear las relaciones trabajo-familia “como una fuente de beneficio mutuo y no de conflicto”.
En segundo lugar, el informe insiste en que hay que analizar el beneficio que se deja de percibir cuando no existen políticas empresariales flexibles.
“Las empresas mecanicistas, rígidas en horarios y poco sensibles al entorno personal y familiar son menos atractivas y pierden capital humano específico”, lo que causa absentismo y una disminución del compromiso del empleado.
Por último, propone una adecuada reorientación del concepto y valor del tiempo en el trabajo, ya que en España existen “extensas jornadas laborales” y una organización del trabajo que necesitan “una profunda transformación” si no se quiere dejar de ser competitivos frente al resto de países europeos.
Así las cosas, las autoras apostaron por un pacto social.