Tomas Alfredson dirige ?Déjame entrar?, una de vampiros a la sueca

Publicado: 12/04/2009
Basada en la novela homónima de John Ajvide Lindqvist, el cineasta sueco Tomas Alfredson lleva al cine Déjame entrar, un drama romántico en el que se mezclan vampirismo y acoso escolar, o como asegura el cineasta: ?una historia de vampiros a la sueca, cargada de silencios?.
Basada en la novela homónima de John Ajvide Lindqvist, el cineasta sueco Tomas Alfredson lleva al cine Déjame entrar, un drama romántico en el que se mezclan vampirismo y acoso escolar, o como asegura el cineasta: “una historia de vampiros a la sueca, cargada de silencios”. 

Y es que al ver Déjame entrar se entiende perfectamente el dicho popular de “no te hagas al sueco”, ya que el silencio y la oscuridad son los auténticos protagonistas de este filme, rodado de noche y con niños. 

“Qué mejor lugar para un vampiro que Suecia, en donde tenemos 23 horas diarias de oscuridad”, asegura a Efe Tomas Alfredson, que reconoce que el “rodaje fue duro, porque tuvimos temperaturas de hasta 30 grados bajo cero, y el encontrar a los jóvenes protagonistas más”. 

Pero el resultado sorprende y engancha al espectador, “sea o no aficionado al cine de terror”. Incluso en los festivales españoles dedicados al género fantástico, como el de Sitges, San Sebastián y Málaga, Déjame entrar, que se estrena esta viernes, ha obtenido varios galardones. 

La historia cuenta cómo Oskar (Kare Hedebrant), un niño callado e introvertido que sufre el acoso escolar de sus compañeros de clase, busca desesperadamente un amigo y lo encuentra en Eli (Lina Leandersson), una niña misteriosa que se convierte en su vecina. 

Elí sólo sale por la noche y no le afecta el frío, pero desde que ha llegado a la ciudad varias personas han desaparecido dejando rastros de sangre. 

La novela de John Ajvide Lindqvist llegó a manos de Tomas Alfredson a través de un amigo y se quedó “enganchado a ella desde el principio”. 

“Esto ocurrió hace cuatro veranos y enseguida llamé –recuerda– al publicista para pedir los derechos y me dijo que tenía que esperar una cola de 30 peticiones diferentes, pero me encontré con el escritor, le mostré qué había hecho antes, le gustó y aceptó. Él se había encargado ya de escribir el guión”. 

Alfredson ante todo es un hombre de teatro y prepara “el teatro de Bergman, algo que siempre es un orgullo”.

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