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“El kárate es respeto, absoluto control y disciplina”

Entrevistamos a Antonio Bravo 25 años después de nacer el club Bushido

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  • Antonio Bravo -

En 1987 Antonio Bravo fundó el Club Bushido. 25 años después, el club celebra la formación de decenas de alumnos, en torno a 80 por temporada, en las artes marciales. Bravo, quien ha convertido el kárate en un estilo de vida, recuerda cómo pasó quince años formándose con distintos maestros hasta tener su club, y observa cómo occidente ha transformado un arte en deporte y competición.

Pero, ¿es más filosofía de vida disciplinada o más deporte?
—Un arte marcial con tanto potencial físico necesita una grandísima preparación física, pero no tiene por qué significar algo competitivo. El kárate nunca pretendió ser un deporte, porque nació como método de defensa. Cuando no tenía sentido su carácter bélico, su propósito se reconvirtió en técnica de realización personal. En occidente, donde competimos por todo, lo hicimos deporte.

¿Es Antonio Bravo aquel típico instructor de las películas orientales? ¿Quiénes pasan por sus manos se convierten en hombres y mujeres más disciplinados?
—Sin duda, porque es ese uno de nuestros objetivos. Hay que tener en cuenta que trabajar con niños en una disciplina compleja, en la que aprenden golpes y técnicas de lucha, si no se tiene en cuenta el absoluto respecto al contrario y el absoluto control y disciplina, sería algo caótico. Y esa rutina de cortesía de las artes marciales, donde malas actitudes, malos gestos o palabras se reprochan, se acaba convirtiendo en educación, en algo que los alumnos asimilan. Por eso los padres entienden siempre la formación como una cosa de muchos años.


Tras 25 años, ¿qué objetivos se plantea?
—Mi aspiración siempre fue que cada alumno vea recompensado su trabajo, y ese seguirá siendo mi objetivo.

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