El pregón de Pedro Antonio Serrano 'El Canijo' no defraudó. Fue el pregón de un hombre enamorado de la fiesta y sobre todo del Carnaval de Rota, donde dio sus primeros pasos. Tras la actuación de la comparsa de Juan Carlos Aragón 'Los mafiosos', y el homenaje a los carnavaleros roteños, la delegada de Fiestas, Laura Almisas, subía al escenario para presentar al pregonero, del que desgranó su trayectoria carnavalesca.
Comenzando con el estribillo de la conocidísima chirigota roteña 'La saga de los porretas', y apoyado en todo momento por su chirigota '¡Qué caló!', el pregonero relató toda su relación con el carnaval, que comenzaba en su adolescencia y que incluso se templó en las tablas del escenario del desaparecido bar 'El Trompero'. Con mucho humor y haciendo participar al público, el Canijo supo divertir y hacer reir al respetable, demostrando además su gran calidad como letrista, dedicando varias letras a Rota, incluyendo una muy emotiva letra dedicada al Guti. Intercalando momentos en los que cantaba solo con otros en los que cantaba con su agrupación, el pregonero reconoció no solo al Guti, sino a otros carnavaleros roteños como el Cañas, o al sevillano pero roteño de adopción Antonio Muñoz Romero, con quien vivió sus inicios en la fiesta.
Piropos a la mujer roteña, el papel de los niños y jóvenes como el futuro del carnaval, la reivindicación de la libertad de expresión en la fiesta y un 'Rota Nuestro' ideado para la ocasión, que requirió de la participación del público, fueron partes señaladas del pregón, en el que incluso hubo un momento para dar ánimo a los trabajadores del aeropuerto de la Base, a los que el pregonero quiso trasladar todo su ánimo. "Con Rota no se juega", declaró, despertando los aplausos del público. Incluso demostró estar atento a la actualidad local, haciendo referencia al suceso relacionado con los once coches que sufrieron las consecuencias del paso del todoterreno de una americana por calle Amapolas.
Sin duda, un pregón verdaderamente carnavalero, ofrecido por un hombre con una trayectoria como pocas, que supo entretener, divertir y emocionar a los cientos de roteños que abarrotaron la plaza de España hasta el final.
