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“Cuando hay que hacer marcas, el doping siempre está por ahí metido”

Entrenador personal, acaba de publicar su segundo libro, ‘Cambia tu físico en doce semanas’, en el que traza un plan de acción que no tiene nada que ver con los ‘milagros’ que anuncian por ahí.

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El trabajo trabajo y la obligación de Roberto Bustillo Carrillo es dirigir el desarrollo físico de los que se ponen en sus manos. Como todos los profesionales de la Educación Física, la filosofía que impera es la del esfuerzo y la superación y las trampas se quedan, denostadas, en otros niveles profesionales, aunque las ganas de emular a los deportistas de élite o simplemente querer superar su propia genética inclinen a algunos por un camino insano. Por eso la clave es el trabajo constante, saber qué es lo que quiere hacer el que se pone en sus manos y sobre todo, qué es lo que puede hacer.

—Estamos tan hartos de ver en las redes sociales y en Internet en general anuncios para rebajar peso o ganar masa muscular, además, sin hacer nada, que da miedo promocionar un libro que dice que se puede cambiar el físico en doce semanas. Supongo que aquí no hay milagros, que se trata de sudar la camiseta.
—Se trata de hacer ejercicio y de llevar unos buenos hábitos alimenticios. Es lógico que se piense así, pero no estoy proponiendo ningún milagro. No es una maquinita de las que te ponen en la  televisión a altas horas de la madrugada que en tres veces por semana y en diez días te pone un cuerpo magnífico y te sale una chavala o un chaval muy en forma y harto de trabajar en el gimnasio. Lo que estoy proponiendo son tres meses de duro entrenamiento, y tres meses es suficiente, es un tiempo prudencial, hay que sacrificarse mucho tanto en el ejercicio como en la alimentación. En tres meses da tiempo suficiente para que un físico baje los niveles de grasa en un porcentaje bastante notorio y sus capacidades físicas –fuerzas, capacidad muscular, resistencia…- mejoren de una forma satisfactoria. Estamos hablando de un sistema de entrenamiento para intermedios-avanzados en el que la estimulación muscular periódica que se ofrece produce esos resultados. Pero es un duro entrenamiento.

—Usted es diplomado en Educación Física, no ha leído unas cuantas notas en el Google.
—Sí. Esta es mi segunda publicación. Ya en 2009 publiqué otro libro titulado Manual de Fitness, también relacionado con la disciplina, pero es un manual para los que quieran ser monitor, instructor en esta disciplina que explica lo básico que se tiene que saber para desenvolverse en una sala multitrabajo o en una sala de musculación. Este nuevo libro es más un entrenamiento de doce semanas con el que vamos a llevar al físico a su más alta cota de rendimiento, sea la persona que sea porque es muy individualizado.


—Hay que machacarse. Eso para empezar.
—Para que los resultados se noten hay que exigirse un poco según la individualidad y el nivel de cada uno, porque cuando una persona hace un ejercicio físico no se tiene que comparar con nadie, sino consigo mismo. Partimos de un estado inicial y lo ideal es que cuando pasen los meses esa persona haya evolucionado bastante. Y ahí están esas doce semanas, esa metamorfosis, ese cambio positivo para cada organismo y todos los beneficios que puede llevar para la salud, obviamente.

—Los resultados no van a ser iguales para una persona como yo que soy de una complexión media, tirando a bajita, que para una persona de dos metros…
—Y tenga dieciocho años y lleve ya bastantes años inmerso en una disciplina deportiva de equipo, que esté en forma. Lo que sí está claro es que es un entrenamiento que se va a adaptar a cada persona, que es lo que he intentado recoger, un entrenador personal para llevarlo en la bolsa de deporte, para que una persona puede consultarlo en cualquier momento, conocer cuál es la filosofía del sistema de entrenamiento que quiero transmitir y a partir de ahí hacer cada uno lo suyo. El libro está muy ilustrado y se sabe perfectamente los pasos que tenemos que seguir para mejorar el biotipo de cada uno.

—O sea, que lo primero que hay que tener claro es qué se quiere conseguir, si tener una buena musculatura o simplemente subir unas escaleras sin jadear.
—Eso está claro.  De no hacer nada o hacer poco a hacer algo, cuando te planifican un entrenamiento bien dirigido tus capacidades físicas van a mejorar y para eso no vas a tener que esperar doce semanas, eso lo va a notar en tres. En las doce semanas lo que vas a notas son cambios muy visuales, muy palpables. De lo que estamos hablando también es de una condición genética, puede ser una persona más gordita, ser tendente a estar delgada, a almacenar masa muscular… Lo que la condición genética dé es lo que va a progresar en el organismo de cada uno. Cada uno va a mejorar lo que dé su genética, pero lo que está claro es que en tres meses vamos a mejorar todos.

—El que sea chiquitillo se va a quedar chiquitillo.
—El crecimiento es otra cosa.

—-¿Con el libro es suficiente o tiene que estar en contacto con usted?
—Con el libro es suficiente pero al final del libro hago una reseña curricular mía y también por si alguien quiere contactar conmigo a través de las redes sociales. Cualquier duda sobre el libro, ¿quién mejor que el autor para resolvérsela?

—En el precio del libro va incluida la consulta.
—Va incluida. Es un servicio bastante económico para los tiempos que estamos viviendo.

—Entrena también a deportistas profesionales.
—A profesionales y a personas que quieran mejorar, no tienen por qué ser profesionales. El entrenador personal viene a cubrir las necesidades de cualquier persona. Una persona de 70 años que tenga un problema cervical puede necesitar el asesoramiento de un entrenador personal para mejorar, en este caso es un problema de salud. En la otra vertiente puede estar una persona con 30 años que venga del mundo del triatlón que ya está en forma y quiera seguir evolucionando, mejorar sus capacidades físicas para prácticar su disciplina. El entrenador personal trabaja en un abanico muy amplio, desde la rehabilitación hasta el alto rendimiento, el ocio multiaventura… Es una persona que gestiona tu actividad física.

—Nos han bombardeado tanto con cosas malas que suelen tener efectos secundarios como con la necesidad de hacer deporte en todas las edades. Los mayores andando, los jóvenes corriendo, cada uno dentro de sus posibilidades. ¿Se han notado un aumento de personas que acuden a los gimnasios?
—En el gimnasio que yo trabajo, el Club Deportivo Líder, en San Fernando, el rango de personas que van es muy diverso. Desde el niño de doce o trece años, con el que hay que tener cuidado y gestionarle su entrenamiento, hasta la persona de 60 ó 70 años que va para hacer un ejercicio que le viene bien para su salud. E incluso actividades de grupos y actividades dirigidas que les pueden venir bien a personas de esa edad, Pilates, estiramientos, yoga… Son actividades para personas de cierta edad que bien planificadas les pueden hacer mucho bien. El abanico es amplio y se nota. Ya no existe ese sambenito de que el gimnasio es para la gente joven que se va a poner fuerte, los machaca… Al gimnasio va cualquier persona y la maquinaria que hay en un gimnasio está adaptada a cualquier tipo de persona, cualquier tipo de condición física. Lo que sí debe estar bien gestionado y los profesionales, que creo que estamos bien preparados, lo hagamos bien para que la persona no tenga ningún problema.

—El gimnasio tiene la ventaja de que el personal que está allí está vigilado…
—Hombre, claro. El personal que está allí está siempre pendiente de lo que pueda pasar, sobre todo en las primeras fases de una persona que no ha hecho nada de ejercicio y está un poco perdida. Hay que vigilar y estar encima las primeras semanas, conocer sus objetivos, lo que quiere conseguir, si tiene algún tipo de problema cardiovascular, locomotor, postural… Hay que encaminar su entrenamiento para que aparte de sentirse mejor, no se haga daño.

—Yo no he ido nunca a un gimnasio porque La Isla es muy grande, pero cuando empecé a correr hace seis o siete años, lo primero que hice fue lesionarme. En cuanto me vi corriendo me dije esto es jauja. Resultado, lesión de rodilla. Es preferible al principio estar vigilado por una persona que te diga cómo tienes que hacerlo…
—Incluso el trabajo en el gimnasio es un trabajo muy enriquecedor, porque la potenciación, la tonificación muscular viene muy bien para cualquier tipo de actividad física. Todo el mundo sabe que un jugador de fútbol de élite tiene que ir al gimnasio, o de baloncesto, o de rugby. Su musculatura tiene que trabajarse y su capacidad física básica que entra en juego es la fuerza y la fuerza se trabaja levantando peso, venciendo una resistencia. Bien programado y adaptado a cada disciplina deportiva pero cualquier deportista que tenga que hacer un ejercicio tiene que ir al gimnasio porque el gimnasio es la base. En el gimnasio se va a trabajar la fuerza, la resistencia, la flexibilidad y todo el mundo va a estar mejor a la hora de realizar su actividad.

—Los medicamentos que venden –y no me refiero a los medicamentos milagro-, las proteínas… ¿Eso es bueno o es malo?
—A nivel legal hay mucha suplementación deportiva que según la actividad que realicemos o según la disciplina no debe de dar ningún problema. La mala fama que pueden tener es porque muchas veces se mezcla proteínas por doping y entra todo en lo malo. Pero normalmente, un suplemento de proteína sale de una fábrica de leche. Antes tiraban el suero de la leche y ahora lo deshidratan y lo están comercializando como la proteína del suero lácteo. Tiene muchos beneficios a nivel médico, se utiliza mucho en personas que se están recuperando de una operación y tiene problemas digestivos. Eso es lo que llevan los suplementos y eso no es malo. ¿Qué es malo? Malo es que un niño se apunte a un gimnasio con once años y se tome tres o cuatro batidos diarios de proteínas. Y ese exceso de proteínas no es bueno. Pero los suplementos en su momento, según la exigencia física, la edad que tenga y que no tenga ningún problema renal o hepático, pueden venir bien. Un suplemento de proteínas, de carbohidratos porque una persona esté muy delgada y necesite subir un poquito de peso… Un suplemento a la dieta siempre ha existido y muchos deportistas lo toman. Lo que hay que saber es hacer las cosas bien, pero llegan los niños al gimnasio y lo que quieren es ponerse fuertes rápidamente, tomar proteínas, se lo dicen el padre, el padre le dice que está loco y ahí está la controversia. Ahí tiene que estar el profesional o el entrenador que sepa aconsejar al niño y decirle que lo primero que tiene que hacer es comer bien y si después va a elegir un camino en el que se le va a exigir más, se podría suplementar sus dietas o su alimentación.

—Son casos que se dan más en la parte del culturismo, donde se toman una serie de compuestos que a la larga pueden ser perjudiciales. Por la noticias que yo tengo, muy perjudiciales. ¿Hasta qué punto se toman más sustancias de lo que se debe para aumentar la masa muscular?
—El culturismo siempre ha sido una disciplina que ha contado con muy mala fama. ¿Pero hasta qué punto se toma? Eso lo sabe el que lo toma. Cada competidor, cada atleta de culturismo sabe lo que toma pero como son sustancias ilegales  no puede decir nada porque es dopaje. Si lo cogen en un control deportivo o incluso en un control policial tendría su multa, su pena, la suspensión. Son sustancias perjudiciales porque son derivados hormonales, un exceso, y cuando a ti no te hace falta una hormona en el cuerpo porque tu cuerpo la crea de forma natural y se la estás metiendo de forma exógena, te puede dañar el organismo. ¿Hasta que punto lo hacen? No lo sé, pero harán barbaridades, brutalidades. Al igual que en el ciclismo lo hizo en su día Pantani y lo han hecho muchos más y los han cogido, en el rugby, en el baloncesto de Estados Unidos, en la NBA donde no hay controles… Yo pienso que cuando hay un deporte de élite y hay que hacer unas marcas, el doping siempre está por ahí metido. Es la oveja negra.

—Esos son los culturistas profesionales. ¿Pero se ha dado cuenta alguna vez en el gimnasio que un chaval joven esté desarrollando la musculatura excesivamente rápido o no acorde con su complexión física y han tenido que decirle que va por mal camino?
—Ya eso está en la persona, si se quiere sincerar contigo, decirte que está tomando esto o estoy haciendo algo. En el gimnasio pocas veces he visto un desarrollo tan desacorde y tan raro. Aunque hay gente que te puede sorprender, personas que pueden dar un gran cambio en el desarrollo pero porque genéticamente tienden a almacenar poca grasa y a desarrollar la masa muscular. Y lo consiguen potenciándolo y comiendo bien. Algunos incluso dan mucho el cante y la gente murmura, pero hay veces que no están haciendo nada. Pero el grupo de los insanos siempre está ahí y si tienen que tomar, tomarán, abusarán y en todos lados. Y siempre lo harán a escondidas.

—En conclusión, para estar bien se necesita trabajo, esfuerzo, machacarse más o menos pero…
—Hay que entrenar. Una buena planificación es importante.

—La segunda conclusión es que es para todas las edades.
—Para todas las edades pero con sentido común. Un niño no debería de hacer algunos ejercicios entre los diez y los catorce años, como cargarse la espalda excesivamente porque no tiene la columna bien formada. Pero a partir de 17 ó 18 años que haga ejercicio habitualmente, que haya estado o esté introducido en una disciplina deportiva, está preparado para trabajar el componente de la fuerza e incluso le puede venir hasta bien. A partir de esas edades no hay ningún problema. Y el límite que cada uno lo ponga. Puede haber personas muy en forma con 70 años. O con 90 años, incluso.

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