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El jardín de Bomarzo

De anatomía reptil

En toda condición humana habita algo así como un cocodrilo, en algunos lagartija de teja y en otros caimán del Serengueti, que agazapado aguarda para lanzar su dentellada

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Siempre habrá nieve altanera / que vista el monte de armiño / y agua humilde que trabaje / en la presa del molino.

Y siempre habrá un sol también / -un sol verdugo y amigo- / que trueque en llanto la nieve / y en nube el agua del río”. León Felipe.

En toda condición humana habita algo así como un cocodrilo, en algunos lagartija de teja y en otros caimán del Serengueti, que agazapado aguarda para lanzar su dentellada. Unos comen moscas e insectos variados, otro engullen Ñues y demás fauna pesada, todos son carnívoros, todos son identificables por ese rasgo violento que, más o menos controlado, nos hace más o menos humanos, más o menos sociables. Todos guardamos un cocodrilo sumergido que, con su amarillento ojo a ras de superficie, vigila, está controlado, pero sabemos que anda por ahí y que come carne, de la roja. Forma parte de nuestra anatomía violenta y le sentimos ante determinadas situaciones en las que un signo de ataque le provoca, le hace salir a superficie cuando menos lo esperas, quizás en una situación de tráfico tonta cuando de pronto te encuentras a pleno grito, vena hinchada, contra un desconocido porque cambió de carril sin aviso, muy habitual porque nos sentimos protegidos por las paredes del coche y el acelerador, o cuando te comes una cola de doce en un banco a pesar de que son dos las ventanillas pero sola una funciona y, mientras, piensas que hacer cola es de tieso y cuando te toca lees un cartel que dice que si vas a hacer un ingreso a un cliente de esa entidad debes abonar un recargo de tres euros. ¿Cómo? Llevas dinero a un banco para un cliente de ese mismo banco y, como premio por ello, has de pagar tres euros que, haces memoria, son nada menos que quinientas pesetas y piensas, en ese instante, en aquel billete azul donde aparecía Rosalía de Castro, ¿recuerdan?, que te hacía sentir algo así como rico con uno de ellos en la billetera. Quinientas pelas era una pasta. Uno azul de esos te cobra hoy un banco por cometer la imprudencia de llevarle dinero, lo que metafóricamente viene a ser como que te pateen noble zona tras, educado y aseado, dar los buenos días. Y miras al cajero y piensas en si eres lagartija o caimán.

Luego están los otros. Esos que, a la inversa, son cocodrilos con aspecto humano pero que, a diario, actúan como fríos y violentos reptiles; esos que las matan porque las creen suyas, esas que asfixian a sus bebés porque, entiendo, en su mente circula la nada, el abismo, aquellos que cubiertos por sotana y alzacuellos y misa de a diario son pedófilos ocultos en Dios y en la institución que ahora abre ventanas pero que durante décadas les protegió, o esos otros que se citan a las claras del día con el fin de apalearse por el fútbol con lo bonito que resulta este deporte cuando la estética y la elasticidad de un jugador brillante centra la admiración de todos. Es la violencia en estado puro y que algunos necesitan sacudir sin importar mucho sobre qué o quién, esa misma que nos rodea y que a veces se presenta como lo hizo esta semana camuflada de fútbol, o en nuevos casos de mujeres muertas a manos de reptiles, o en niños violados por quienes en ningún caso debieran hallar el perdón de su jefe por mucho que intermedien rezos. En mi caso, caimán altanero al dos por ciento, el resto masa corpórea oronda y educada, aseada y perfumada, que circula contenta con su enfoque humano y que, asqueado ante el comportamiento de congéneres de muy bajo rango, busca la pluma de humanos de alto rango como la del enorme León Felipe –leer Qué lástima…- que hoy derrama versos a la cabecera de este mi jardín.
 

Podían… Partiendo de la base que la campaña política actual se hace en el telediario de las tres y que poco o casi nada se cuece en la vida municipal a pesar de que en menos de seis meses habrá elección para nuevos cabildos y, de ellos, diputaciones, la clave está en Podemos. Su irrupción ha distorsionado toda la vida política, aparece en encuestas municipales con cinco o seis concejales sin poner caras, sin anunciar intenciones de presentarse; el caso es que a Podemos le quedan muchos meses de ataques como el sufrido por el tal Iñigo Errejón y de lo cual aún no han dado una explicación verosímil. Su beca, financiada por la Consejería de Fomento, se creó para el estudio de las viviendas vacías y salieron dos, una de la universidad de Sevilla Pablo de Olavide, a la que se presentaron 75 personas y, otra, de la Universidad de Málaga, a la que solo concurrió él. Extraño. Tanto como el silencio de todos ellos sobre el asunto. De entrada, la UMA le ha abierto expediente y le ha suspendido de empleo y sueldo, tanto como al también dirigente de esta formación y profesor responsable de la investigación en cuestión, Alberto Montero. Se ve que ambos, como podían, lo hicieron.

Las listas. Una vez determinados los cabezas de cartel llegará, tras el turrón, la confección de listas, proceso que a día de hoy mueve intrigas más dentro del PP que en el PSOE, quizás porque estos estén más habituados al lanzamiento de cuchillos entre compañeros y, por tanto, se lo toman con cierta naturalidad. Pero en el PP lo orgánico es tan dedocrático que no se valoran apoyos reales a la hora de elegir, por ejemplo, cabezas de cartel al, por ejemplo, Parlamento de Andalucía por la provincia. Tres diputados actuales, insisto y cambio, están hoy sin sitio en las listas de sus localidades, también advertí que los metadatos, que son las huellas digitales que dejan la creación de documentos, sobre la ramificación de la Gürtel con Jerez darían de qué hablar y, zas, Wuayoming se ceba esta semana en El Intermedio con Pelayo gracias a una filtración de a saber quién y le abre, de paso, una vía al juez Ruz.

Todo esto y mucho más nos traerá este intenso 2015 que a punto está de ser descorchado con rico espumoso; no soy de los que alzo frontera al cava catalán, al menos al bueno, aunque, para ser sincero, prefiero el champagne francés. Quizás sea por lo sibarita, simplemente porque es mejor o tal vez porque el genuino dorado líquido del país vecino, me refiero a Francia, amanse más dulce a ese reptil inmundo y sanguinario que bajo la piel palpita. Que en unos es lagartija y en otros caimán; en todos bicho feo.

bomarzo@publicacionesdelsur.net

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