Los mayores y trabajadores de la residencia que la Fundación Gerón tiene en San Fernando han celebrado los cincuenta años de Rosa María Toro como residente del centro San José. Con motivo del santo de su patrón, organizaron una misa flamenca, una comida de gala y una tarde en compañía de los familiares, con postres típicos y una yincana de juegos tradicionales.
Rosa María entró a vivir en San José en 1965 y no ha tenido una vida fácil. “Llegó siendo una adolescente y aquí sigue, alegrando los días a todos sus compañeros”, explica la directora del centro, María José Ortiz. Cuando de pequeña le diagnosticaron una leve enfermedad mental, su familia decidió entregar a Rosa María a una casa cuna. “De ahí pasó al Hospital de Mora y, después, estuvo en el antiguo Hospital de San José”, narra María José. Así es como llegó hasta este centro que desde hace unos años gestiona la Fundación Gerón en San Fernando.
Por este motivo, los trabajadores del centro han querido homenajear su dedicación a los demás, su positividad y entrega, a pesar de las circunstancias adversas que la vida le ha puesto en el camino. Así, le han hecho entrega de un retrato a carboncillo hecho por un voluntario del centro, un pergamino y un ramo de flores como muestra de cariño por su amabilidad y ayuda durante todos estos años.
Rosa María no pudo contener las lágrimas al ver todo lo que sus compañeros le habían preparado.
“Es muy querida en el barrio, todo el mundo la conoce y la aprecia. Todos los días sale a hacer sus compras, a ayudarnos con algunos recados o a tomar café”, explica la directora de la residencia.
La jornada de celebraciones empezó con una misa flamenca en honor a San José, santo que da nombre al centro. Después, almorzaron todos juntos con un menú de gala. Este año ha tocado paella de mariscos con postre especial.
“Por la tarde, hemos tenido una chocolatada con un surtido de tartas típicas”, explica la directora. Los familiares llevaron dulces caseros y participaron en una yincana de juegos populares donde han jugado a los bolos, con aros, han formado puzzles y han medido su capacidad para diferenciar los sabores.