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Un disco del Trini que sabe a Trini

'Mi sueño' es el primer trabajo en solitario de Luis Francisco Trinidad 'Trini de la Isla' y un ejemplo de que ser como uno mismo no tiene punto de comparación.

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A los 22 años comienza a dedicarse profesionalmente al cante flamenco e inmediatamente se alza con el Primer Premio Tacita de Plata de Cádiz y con el Primer Premio Camarón de La Isla de San Fernando. Trabaja con las mejores compañías de flamenco y realiza giras por diferentes países como Japón, Polonia, Italia, Francia, La India, México, Suiza, Marruecos, EE.UU .... entre otros muchos.  

Ha sido profesor de cante flamenco en el Conservatorio de Madrid y a crítica le considera uno de los mejores y más completos cantaores del panorama flamenco actual.  

Mi sueño, es el primer trabajo discográfico de Francisco Luis Trinidad, Trini de la Isla. Un disco flamenco, que desde el principio hasta el final muestra el cante en estado puro, como hay que hacerlo, sin tapujos ni atajos, de frente. El Trini, lleva toda su vida dedicada al cante. Siempre lo ha hecho para los demás, especialmente para el baile, pero eso sí, siempre con los mejores, en primera línea.  

Reconocido dentro de los profesionales como un cantaor de arte y oficio, es requerido y respetado por todos, lo que se refleja en las importantes colaboraciones con las que ha contado en este trabajo discográfico, destacando la participación de Miguel Poveda, Antonio Lizana o Jesús Guerrero por poner solo algunos ejemplos.  

Fiel y agradecido con su tierra, ha grabado una versión del Pregón del Marisquero del entrañable cantaor Alvarito de La Isla. Desde las alegrías a las seguiriyas, la soleá de Cádiz o versionando Ramito de Violeta, el nuevo disco del Trini, suena flamenco, es de La Isla. Y sobre todo suena a El Trini. 

Esa es la biografía de El Trini contada desde su casa de discos, pero se olvidan de muchas cosas. Entre ellas que estamos ante uno de los mejores aficionados de La Isla -decir aficionado en el mundo del flamenco hablando de un cantaor es un elogio; Camarón, que era Camarón, era también un gran aficionado que aprendía cada día- y uno de los pocos cantaores pa cantar que pueden presumir de estar en la primera fila del género.  

Porque cantar para bailar es un género, o un subgénero, pero más distinto de lo que muchos se creen cuando ven a un cantaor sobre el escenario. Cantar para bailar implica una disciplina que no exige cantar delante, cuando el cantaor canta y el guitarrista lo sigue -si es buen guitarrista, que de vez en cuando salen ‘estrellas’ que estrellan al más pintado-, tiene toda la libertad del mundo. 

El cantaor de atrás está sujeto al baile, a la coreografía, al movimiento del bailaor o la bailaora, del cuadro de baile, incluso. Los tercios se alargan o se acortan en función del todo y se entra y se sale cuando toca, no cuando te lo pide al alma. 

Decía el Trini hablando con los medios de comunicación de esta casa -Ondaluz, San Fernando Información, andaluciainformacion.es- durante la grabación de la entrevista que un cantaor de atrás “si se pone las pilas, puede cantar delante”.  

Al revés es más difícil. Muchísimo más difícil porque cantar atrás requiere un aprendizaje espartano. Y espartano resulta algunas veces no poder sacar el alma por la boca porque te lo está pidiendo el alma.  A Francisco Luis Trinidad, Trini de la Isla, se le nota en su disco. En la siguiriya de Manuel Torres, en las soleá de Cádiz, que son de Cádiz, Cádiz, sin trampa ni cartón... Hasta en las alegrías. 

“Es muy difícil dejar de ser como eres”. Pero es que, además, el Trini no ha querido hacer un disco para dejar de ser el Trini. Ha hecho un disco para ser él, porque a qué viene cumplir un sueño para luego impostar un personaje que no es el que se ve en la carátula, en esa magnífica foto de Lourdes Romero.  

Hasta ahí el Trini es el Trini, porque la fotógrafa ha captado ese color desaturado sobre el blanco de las paredes de La Isla. La expresión del Trini, de satisfacción tranquila, de sencillez transparente. Sí. Las portadas también son parte del disco y es importante verlas y comprobar si lo que está fuera es lo que está dentro. 

Trini ha sido más Trini cantando los cuatro cantes -el resto es flamenco, y composición, y arreglos... otra cosa- que son el marchamo de lo que es. La soleá, la siguiriya, las alegrías  y la malagueña que remata abandolá.  El los otros temas del disco Trini también han sido Trini, pero a la vez ha dejado a los demás que sean ellos mismos. Ha contado con los mejores “y lo que hicieran está bien hecho”.

Por eso grabar aquí, en la Bahía, en Chiclana, en el estudio del chiquillo de Antonio Alemania, de Tomy. Y ahí también se ve que el Trini sigue siendo el Trini. ¡Qué de cosas hay en un disco, dios mío de mi arma!  Lo hubiera podido grabar en Madrid, donde pasa la mayor parte del tiempo -aunque ahora va a Tanzania, que allí también hay flamenco. ¡De las cosas que se entera uno!- pero prefirió hacerlo poquito a poquito, cuando estaba libre él y venía por La Isla; cuando estaban libres los demás.

“Lo hubiera podido grabar en Madrid con músicos de Madrid, pero no hubiera sido lo mismo”. Posiblemente. El Trini es más Trini rodeado de los que lo quieren y admiran. ¡Como cualquiera!  ¿En qué se nota que te quieren y te admiran en un mundillo como el flamenco? ¿O en cualquier otro mundillo cerrado, más cerrado de lo que algunos creen?

En que acuden cuando los llamas. No sólo para grabar un disco, que el mundo del flamenco es cabal entre cabales, pero también es solidario. Muchos ejemplos hay por ahí. Y por aquí. 

Adriano Lozano -los nombro según salen en los agradecimientos del interior de la carátula, diseñada, por cierto por Antonio Jiménez, el mismo que ha hecho los carteles de Carnaval y Feria-, Víctor Rosa, Jesús Guerrero, Manuel Urbina, Manuel Jero, Juani de La Isla y Juan Ramón Caro. ¿Será por guitarristas? 

La percusión de Lolo el Pájaro; los metales de Antonio Lizana; las palmas de Jorge Bautista y David Gavira, que no sé si las habrán doblado más de una vez, los coros de Sandra Ruiz, Carmen Mari yMila Expósito Mesalla, además del violín de Emilio y el bajo de Faluki. 

Hay más. Entre ellos Miguel Poveda que canta a dúo el Pregón del Marisquero, esa milonga que cantaba Alvarito de la Isla y que luego genera -que no degenera- en copla de carnaval o de lo que se quiera. Pero que suena a Cádiz, a La Isla. 

Por cierto, Miguel Poveda llamó al Trini poniendo voz ronca, como de no poder grabar, cuando estaba a dos pasos de él. “¿Qué le vamos a hacer? Otro día será”. Pero era broma.  

Y así se podía estar hablando de este disco -mejor escucharlo- o escribiendo hasta desfallecer. Y contar anécdotas como la que protagonizó su madre cuando el Trini andaba nervioso porque se tenía que ir a Venezuela y cantar en Caracas, “como estaba la cosa allí”. “¿Y por eso estás tu preocupao? Si allí hizo la mili tu padre”, le respondió la madre. Cuántos isleños no habrán hecho la mili en el arsenal de la Carraca. 

Trini, que ha recorrido medio mundo, habla muy bien de los japoneses, esos a los que empezaron queriendo engañar los primeros ‘colonizadores’ del flamenco en la tierra del Sol Naciente -todos, no; los listos de siempre- y ahora no te puedes desviar en un cante porque te abordan y te dicen que te has equivocado. 

Y cuenta cómo Rio Matsumoto Cigarrón de Jerez ganó el concurso de baile por alegría en Cádiz y todo el mundo se ponía las manos en la cabeza. “Y es que fue el que mejor bailó”.

Aunque no cree que lleguen a dominar el cante -habrá que verlo con el tiempo- a pesar de que tienen los mismos sonidos que el castellano. La a es a y la u es u. Pero claro, en Andalucía la jota es más fácil aprender a bailarla -nosotros- que  aprender a pronunciarla. Como la ese. O muchas más, que una cosa es aprender castellano y otra hablar andaluz. 

En fin, que nos dijeron que el Trini no era de mucho hablar y montamos un estudio para algo más que un canutazo y al final nos pasamos de tiempo. Quizá porque cuando uno se encuentra con personas sencillas todo es más sencillo.  

Por cierto, no se pierdan su versión del Ramito de violetas. Ni el resto. No es sólo un homenaje a Cecilia. También lo es a Chano Lobato. Porque el Trini es muy Chano Lobato. Además de muy Trini. Y ahora tiene, además, un sueño cumplido.

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