Con la subida aprobada el pasado julio del presente año de 30 euros y 50 céntimos los 109 parlamentarios andaluces situaron su salario mensual en 3.050,49 euros, que se eleva a 5.617 en caso de aquellos que ostentan cargos como portavoces. Hay que añadir dietas por alojamiento, manutención y otros complementos en función del puesto que ocupen y que puede oscilar entre los 200 y 1.500 al mes en según qué casos e, incluso, superar los 2.000 al sueldo mínimo estipulado, que es el citado de 3.050,40. Así, el presidente percibe un plus de 1.537,37, de 1.234,28 vicepresidentes y portavoces, 928,08 secretarios de mesa y portavoces adjuntos, 628,23 secretarios de grupos, 491,08 presidentes y portavoces de comisiones, 333,47 vicepresidentes y 175,85 los secretarios. En caso de acudir con vehículo propio a las sesiones parlamentarias se abona a 0,25 céntimos el kilómetro; el gasto anual en dietas es de 1,5 millones de euros al año, incluidos meses de vacaciones como agosto y enero aún sin haber sesiones, lo que arroja una media por parlamentario/mes en este concepto por encima a los mil euros. Céntimos arriba o abajo y dependiendo el caso, más o menos esto ganan los parlamentarios. Y se gana parecido tanto si las urnas han situado al individuo en labores de gobierno como si ocupa bancada de la oposición.
Esta semana se ha celebrado el debate del estado de la comunidad, segundo del año tras el celebrado el pasado mes de junio. Al margen de que la presidente Díaz dibuja una Andalucía colorida en tono Disney obviando el pequeño detalle de que ha sido noticia nacional la subida del paro en Cataluña en 14.698 personas y casi nadie se haya detenido en que Andalucía ha ocupado la segunda plaza con 12.971 desempleados nuevos y se sitúa en 854.856 parados, más del doble que la siguiente y que es, precisamente, Cataluña con 415.071, resulta evidente que los diferentes grupos ya andan haciendo sus cuentas en clave electoral, sumando posibilidades, cogiendo posiciones de cara a un 2018 que bien pudiera ser electoral con el adelanto de generales o autonómicas en función de intereses.
Es evidente de que el PSOE-A vive uno de sus momentos más delicados de la historia reciente. Tras casi cuarenta años de gobierno ininterrumpido, unos índices de empleo conocidos, una sanidad tocada y unos malos ratios en educación, suma un liderazgo tocado tras el intento nacional fallido y aunque algunos del entorno afirman que la presidente lo volverá a intentar más adelante cuando Pedro Sánchez, supuestamente, vuelva a perder, en estas situaciones no suele haber segundas partes y menos cuando en la primera todos los astros estaban alineados a favor y ni aún así alcanzó el objetivo. Díaz es, en todo caso, la que más labora en estas lides y sabe interpretar bien el momento político, de hecho el próximo debate nacional en torno a la reforma constitucional y al modelo de financiación le dará una oportunidad de enarbolar la blanca y verde por España y mejorar la imagen que perdió en su trayecto fallido a Madrid. Su objetivo es a día de hoy no perder su espacio del sur, sin él no hay vida y lo sabe. Enfrente, un PP-A para estudio. Resulta incomprensible la atonía de un partido que parece haberse acomodado a la bancada de la oposición y que, sinceramente, no se muestra especialmente interesado en ocupar otro lugar en el Parlamento, de otro modo no se explica tanta dejadez. No se entiende que en el momento más débil de su adversario no tome la calle, apriete y se limite a discursos banales cuando toca y a poco más, haciendo buena la teoría de que "aquí lo que hay es mucho funcionario de la oposición". Y señalan a la dirección, que se está dejando comer terreno a diario por Ciudadanos. La formación naranja crece en Andalucía al ritmo que lo hace en España y, de hecho, tras adjudicarse el éxito de eliminar en parte el impuesto de sucesiones recoge frutos en formato encuestas -en alguna muy reciente de una provincia andaluza pasaría de dos a cinco concejales-. Juan Marín está desatado recorriendo provincias e impulsado por la gasolina extra que alimenta su motor, sabiendo que será la pieza clave del próximo gobierno; si suma con ambos, elegirá al PP porque con él el rendimiento a sacar será mayor y su capacidad de brillo también, pero si suma con el PSOE su idea puede rondar el quedarse fuera del gobierno como portavoz parlamentario y exigir tres consejerías que ya tienen nombres y apellidos. Juega con ventaja, sabe que en esta cuenta no entrará Unidos Podemos, la formación que liderarían Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo y a quienes, además de ideológicas, distancian kilómetros con la presidente Díaz, con quien no irían ni a tomar un agua a la cafetería del parlamento. Salvo que muestren lejanía con Pablo Iglesias porque Andalucía es España y aquí no vende la dualidad ideológica que muestra su líder nacional, lo normal es que adelgacen presencia y más con aseveraciones del tipo "en España hay cuatro naciones que comparten un Estado: la española, la catalana, la vasca y la gallega..." del propio Iglesias y a quien Susana Díaz tildó de "disparatado", con toda la razón.
El debate de la comunidad de esta semana ya muestra la estrategia electoral de cada uno porque saben que queda poco y que el futuro político trae un escenario distinto con la reforma urgente del modelo de financiación y de la propia constitución ante el que Andalucía debe tomar posición, la primera en verlo ha sido la propia Díaz que, presta, interpreta la posibilidad para sacarle rendimiento personal. Quedan meses por delante de pugna política en la esfera nacional con Cataluña por delante, generales y autonómicas en paralelo y una situación nunca antes vista, apasionante por ello. Se verá quién está a la altura y quién no, quién tiene vocación de gobierno y emplea tiempo y sueldo en lograr ese objetivo y quién se siente cómodo ocupando lugar en la oposición pese a la oportunidad histórica que le proporciona este convulso presente político.
Plataforma. Hace unos años el PP presentó la Plataforma Logística del Sur de Europa, formada por Zona Franca, Diputación de Cádiz y los ayuntamientos de Cádiz, Jerez y Algeciras, todos ellos gobernados por el PP con el objetivo de promover el desarrollo empresarial en la provincia de Cádiz ante la pésima situación de la misma. Tras el acuerdo de PP con PNV para la aprobación de los presupuestos generales de este año se incluyen cuantiosas inversiones para las Plataformas Logísticas de Lezo y Júndiz, ambas en Euskadi y, con fecha 18 de octubre, el Ministerio de Fomento informa: "La plataforma Logística Sur de Europa no figura en los instrumentos de planificación nacional" y sentencia con un "no parece que, en estos momentos, sea oportuno realizar consignación presupuestaria alguna". Cádiz no figura.
Los parlamentarios, diputados nacionales o senadores se deberían deber a los ciudadanos que los votan en sus provincias, o comunidades, por encima de a los partidos que les ponen en las listas, pero no es así. Es, de hecho, al contrario, por eso la política cada día más es un oficio con cifrado beneficio y menos un compromiso.
Bomarzo
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