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San Fernando

Punto y final a la espera de que el año que viene se siga mejorando

Las recreaciones históricas han decaído en la parte bélica y se mantienen en la vertiente civil de una historia que no termina de despegar en La Isla.

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Toda una semana de actos. Desde conferencias y homenajes a los más populares y participativos que llevan a cabo las asociaciones de recreaciones históricas, las que llevan el peso de la conmemoración más por convicción de isleños que por motivaciones de cualquier otro tipo.    

Desde el Cañonazo de las Cortes el viernes en el Puente Zuazo a cargo de la Fundación Legado de las Cortes hasta la recreación de la incursión al Molino de Montecorto. El Combate del Portazgo, otrora santo y seña de la conmemoración, se ha quedado en una maqueta explicativa. Por falta de efectivos, se supone.    

La Asociación Histórico Cultural 24 de Septiembre de 1810 no falla a la cita -ni a la de San Fernando, como es lógico ni a otras a las que son invitados- y un año más les coincide el Juramento en la iglesia Mayor con el acto institucional, pero no el desfile por la calle Real desde la plaza del Rey a la de la Iglesia, como fue aquel día hace 208 años. Por la tarde, a las ocho y media en el Teatro, representan la primera sesión de las Cortes de 1810 en un acto en el que el coliseo isleño se llena cada año.    


La Asociación 24 de Septiembre -simplificando el nombre- fue también la que ofreció calor humano -del otro ya había ayer- al izado de bandera en la plaza de la Iglesia por parte de la Armada Española y lo hizo por la tarde. Porque no había el público de otros años, todo sea dicho.    

Y entre vestidos de época perfectamente estudiados y ejecutados y representaciones de actos de las Cortes, que es de lo que se trata, la fiesta que corresponde a la conmemoración y que contempla actos para todas las edades.    

Desde títeres a rock infantil o para los jóvenes y sobre todo los menos jóvenes, un inmensamente incombustible Kiko Veneno que conserva el sello que ha lleva imperturbablemente durante medio siglo -por poner un periodo de tiempo- con un concierto de más de dos horas.

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