El ahora ministro del Interior y exalcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, no ha desaprovechado su oportunidad en la inauguración de las nuevas instalaciones de Deloitte en la Torre Sevilla de arrogarse la defensa del rascacielos, asegurando que fue él quien defendió “con uñas y dientes” compatibilizar su altura con ser Patrimonio de la Humanidad, declaraciones que han hecho que el actual regidor, Juan Espadas, asegure que “la historia ya está escrita y no se reescribe cada vez que uno la cuenta”, apostando por quedarse con el “seña de identidad y el símbolo” que ahora es la Torre Sevilla, anteriormente conocida como Torre Pelli.
Zoido, que firmó en 2013 un acuerdo con Deloitte para crear una mesa de análisis sobre proyectos de inversión en la ciudad que no fructificó “en nada concreto” según Espadas, ha asegurado que siempre ha defendido la seguridad jurídica para generar empleo y riqueza, y aunque “no era mi proyecto, hubiera sido un irresponsable tanto si paraba la obra, que tenía todos los permisos y requerimientos, como si hubiera permitido que Sevilla perdiera la condición de Patrimonio de la Humanidad”.
“Hubo un momento en que tuve que decidir, porque había quien decía que la torre Sevilla había que tirarla”, rememoraba Zoido, pero ante la alerta de Icomos de que estaba en peligro la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias, acudió a San Petersburgo “a pelear con uñas y dientes y con argumentos sólidos la permanencia de los monumentos del casco histórico como Patrimonio de la Humanidad y también que la Torre Sevilla fuera una auténtica realidad, puesta al servicio del crecimiento y la seguridad jurídica que supone invertir en Sevilla; y lo logramos”.
“Se ha hablado y se ha escrito mucho de esta torre, y ahora no es cuestión de mirar hacia atrás sino de mirar al presente para disfrutar todos juntos del futuro, lo cual va a suponer creación de empleo, riqueza y modernidad en la ciudad”, ha aseverado Zoido.
Historia escrita
La conclusión sí que la comparte el actual alcalde, que tampoco ha querido pasar la ocasión de afirmar que “la historia ya está escrita y no se reescribe cada vez que uno la cuenta”, apuntando que “sólo hay que ir a las hemerotecas para ver cuál fue el proceso y qué sucedió”.
Espadas asegura que él se queda “con el presente y el referente que supone la torre”, mientras que de lo demás, “el olvido acabará poniendo cada cosa en su sitio” y, en todo caso, fue “algo que fue enormemente controvertido para algunos y que alguien quería convertir en un problema, hoy es una satisfacción”.
En ese sentido, ha considerado que “sólo hay que verlo y analizar qué significa la torre en términos de impacto económico lo que aquí se está aglutinando como un ecosistema de capital humano y tecnológico de primera magnitud, que permite tener una referencia de Sevilla justo en el lugar adecuado, Cartuja, de cara a mostrar esta ciudad y sus posibilidades a futuro”.
Para Espadas, la realidad es que “más de 1.000 personas trabajan en la torre, de primeras compañías, que apuestan por la modernidad y la innovación y por un lugar de referencia para la ciudad”. “Me quedo con el PCT Cartuja y con el hecho de que Sevilla es absolutamente capaz de compatibilizar tradiciones y protección de su patrimonio histórico con modernidad y elementos de innovación como esta torre”.