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Coripe se une para rechazar la polémica por su Judas: “sólo es teatro"

“Ni éramos racistas el año pasado ni tenemos nada contra Cataluña ahora”. Podría ser el resumen de la reacción vecinal por la polémica de la quema de Puigdemont

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“Ni éramos racistas el año pasado ni tenemos nada contra Cataluña ahora”. Puede ser el resumen de lo que afirman los vecinos de Coripe (Sevilla) tras el revuelo que se ha armado por representar a Carles Puigdemont en la Quema del Judas, la fiesta que cada año multiplica su población en el Domingo de Resurrección.

En el pueblo están divididos entre los que quieren dejar correr el tema, los que se lo toman con humor o los que incluso han recibido amenazas, porque es raro encontrar un negocio donde el teléfono no haya sonado esta mañana para recibir una amenaza, e incluso han desconectado el buzón de voz del Ayuntamiento por este motivo.

Una situación que ha rechazado el alcalde, el socialista Antonio Pérez: "Ni el año pasado éramos racistas por quemar un muñeco con la figura de Ana Julia Quezada, ni este somos anticatalanes por hacer lo mismo con Puigdemont", y ha puntualizado que "la gente no entiende que esto no deja de ser un teatro, incluso le dan los tintes políticos, pero es un teatro, una parodia, una sátira, es como las fallas, que se queman muchos personajes y nunca hay esta polémica”.

El alcalde pone el acento en que “nadie en el pueblo tiene nada en contra de los catalanes ni de Puigemont ni de nadie”, y recuerda que personajes como Toni Blair, Sabrina, Felipe González, Aznar, Toni Blair o Pinochet han pasado por este “trance”, sin que haya habido polémica alguna.

Al lado de la plaza donde el alcalde ha atendido a los medios, Ana Pastor, que gestiona un bar con su apellido, defiende “a muerte” a su pueblo, poniendo siempre en mayúsculas que “es una fiesta, no es política”, mientras el teléfono de su bar no para de sonar para recibir llamadas no siempre agradables, y normalmente desde cabinas: “Saben que así no se les localiza la llamada, pero pierden el tiempo”.

El alcalde recuerda que el Ayuntamiento no organiza la fiesta, sino el grupo de padres del último curso del colegio, porque parte de lo que se recauda en la cita ayuda a sufragar los gastos de un viaje escolar.

Para el alcalde, lo más llamativo es que les han dicho que si están "decidiendo la campaña electoral, pero muy mal nos iría en España si un pueblo de Sevilla tiene que decidirla”, a la vez que se muestra tranquilo al plantearse si tendrá que declarar por este caso, igual que el año pasado: “Si me llaman, espero que sea la misma fiscal del año pasado, que ya conoce la historia”.

Otra vez en el bar de Ana, una mujer recuerda que ella fue la encargada en su día de elaborar el muñeco quemado de Pinochet, y otra, que presume de tener una salud de hierro con 93 años, resalta: “me acuerdo de todos los Judas, y es una fiesta, se acabó”.

La unión que hay en el pueblo lo personifica el concejal de Izquierda Unida Andrés Jiménez (el PSOE tiene 7 de los 9 concejales), que muestra su total apoyo tanto al alcalde como a la fiesta, que es “una muestra del patrimonio etnográfico que tenemos, como muchos pueblos de todo el mundo, que lleva mas de cien años celebrándose, no tiene ánimo ofensivo”

Por su parte, en nombre de los padres que organizan la fiesta, Rosario (prefiere no dar el apellido), dice estar “alucinada con el revuelo que se ha formado" porque no cree que sea algo tan importante, es una tradición que lleva más de cien años, "pero antes no había tanta tecnología y no llegaba a ninguna parte”.

Reconoce que Puigdemont era “candidato” a ser Judas el año pasado, pero el asesinato del niño Gabriel Cruz cambió los planes y se decidieron por Ana Julia Quezada, y ha considerado que la polémica se solucionaría si el expresidente de la Generalitat catalana visita el pueblo y disfruta, por ejemplo de su impresionante vía verde o sus potajes de tagarninas.

"Aquí le ofreceremos mucha tranquilidad, la mejor comida, la hospitalidad de los coripeños, y cuando lleve un rato aquí verá que no vamos contra los catalanes, ni contra Cataluña ni nada parecido", porque lo que se quema en la fiesta del Judas "es un muñeco y punto”, dice Rosario.

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