Un gesto espontáneo y un aplauso generalizado de los vecinos. El clásico tema ‘My Way’, que inmortalizara Frank Sinatra con su fantástica voz, sonaba desde el balcón en un mano a mano entre el violonchelo de Beatriz González Calderón, directora de la orquesta de mujeres Almaclara, y el bajo de su marido, con su perro dando vueltas alrededor de ambos. Y sus vecinos de Triana se lo agradecieron con un generoso aplauso y algunos emotivos “¡bravo!” que emocionaron a los protagonistas.
Era domingo, primer día del estado de alerta, y Bea estaba ensayando. Un vecino les dejó una nota bajo la puerta: “Gracias vecina. Deja abierto el balcón, es una delicia para los oídos. Besos”. De forma espontánea, cuenta, le dijo a su marido que al balcón. Y allí los dos interpretaron a dúo ‘My Way’. Como la calle es estrecha, sólo veían a los vecinos de enfrente, no se habían percatado de que la calle entera estaba escuchándolos y, terminada la pieza, la calle Justino Matute de Triana les agradeció con un sonoro aplauso su detalle musical.
“Fue muy emocionante”, relata Bea, que apunta sólo quiso “compartir con los vecinos lo que sabemos hacer y compartirlo a través del balcón”, sin saber que su vecindario iba a estar tan pendiente de esa música.
Fue algo espontáneo, recalcan, y no hay previsto ningún otro pase más. Aunque si se tercia y vuelve la espontaneidad, los vecinos podrían volver a disfrutar del dueto.
Mientras, a través de las paredes, podrán seguirla escuchando porque Bea, como la gran mayoría de la sociedad, sigue confinada en el interior de su casa. Desde allí ensaya pero también da clases por videoconferencia, manteniendo parte de su actividad profesional.
Beatriz González Calderón forma parte de la orquesta de cámara Almaclara, un cuarteto de cuerda que es algo más, puesto que en realidad la componen 19 integrantes. La orquesta surge en 2008 con el objetivo de reivindicar y homenajear a todas las mujeres que, a lo largo de la Historia de la Música, no han conseguido alcanzar sus metas debido, no a su falta de talento, sino a su sexo.
Pretenden reflejar el espíritu que las mueve en la dirección del deleite musical y rendir homenaje a dos de las mujeres más representativas de la historia de la música, Alma Mahler y Clara Schumann, que, a pesar de su talento, se mantuvieron siempre a la sombra de lo masculino.
