Alfonso Guerra, el que fuera vicepresidente del Gobierno con Felipe González y uno de los hombres más temidos por su dialéctica e inteligencia política (y de la otra), no escatima palabras de afecto, cariño y admiración para uno de los políticos que más ha hecho por la transformación de Sevilla capital. Sin estridencias, sin aspavientos y sí con mucho “talante”, “coherencia”, “generosidad” y “diálogo”. El segundo acto de homenaje organizado por el Ayuntamiento de Sevilla en recuerdo del que fuera alcalde socialista de la ciudad antes de la Exposición Universal de 1992 tuvo ayer como escenario “su casa”, el Salón Colón de la Casa Consistorial en donde Manuel del Valle, fallecido hace ahora justo un año, pergeñó cómo debía ser la Sevilla del siglo XX.
A todos se les nota la piel erizada de emociones cuando escriben. No está claro si llaman a Manuel o es él quien nos llama para celebrar que no se desvanece de nuestros corazonesEl Ayuntamiento de Sevilla presentó el libro Cita con Manuel del Valle, un recuerdo coral de amigos de la infancia y de la política. Se trata de una obra con medio centenar de artículos en los que “a todos ellos se les nota la piel erizada de emociones cuando escriben. No está claro si llaman a Manuel o es él quien nos llama para celebrar que no se desvanece de nuestras mentes y corazones”. Con estas palabras, Alfonso Guerra reivindicó los “valores” de un político que “deberían ser los que presidieran este trance histórico”, en alusión a la pandemia y a lo que debería ser esencial en la gestión de ésta.
El alcalde de la ciudad, Juan Espadas, recordó en su intervención que hace poco más de un año que el fallecimiento de Del Valle “nos dejó un enorme vacío a todos”. Un vacío que, además, no pudo ser compensado con una despedida a su altura, ya que en esos días, el país estaba confinado. Eran los peores momentos de la primera ola. Un año después, las olas se siguen sucediendo y los homenajes a Del Valle, también.
La presentación del libro, coordinado por el servicio de Archivo, Hemeroteca y Publicaciones y la Casa Consistorial, es el segundo de los tributos a Manuel del Valle. El primero lo acogió el Alcázar, donde Del Valle recibió su último “regalo” como servidor público, al ocupar el puesto de Alcaide. “Presentamos esta publicación para recordar entre todos a ese hombre tranquilo que transformó Sevilla y que, al mismo tiempo, nos transformó a todos los que tuvimos el honor de conocerle y compartir experiencias con él”, abundó el alcalde Espadas. Un alcalde para el que la familia de Manuel del Valle, en boca de uno de los hijos del exalcalde, Manuel también de nombre, no tiene más que palabras de agradecimiento porque los dos actos organizados se han celebrado en “espacios muy significativos para su vida: el Alcázar y el Ayuntamiento”.