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Detenido por escupir a la fruta en un supermercado

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han propuesto que se sancione a 5.113 cántabros por incumplir el estado de alarma

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  • Control policial en Santander

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han propuesto que se sancione a 5.113 cántabros por incumplir el estado de alarma decretado para frenar el coronavirus y han detenido a 61 ciudadanos por desobedecer las medidas establecidas, a veces de forma reiterada, según datos actualizados hasta ayer viernes, 3 de abril.

Entre los arrestos más curiosos registrados hasta ahora en la comunidad autónoma destaca el de un hombre que circulaba con un patinete por el Paseo Pereda de Santander con una caja en la que portaba un pequeño pájaro, un joven que había quedado con otros chicos para beber y tomar el sol en un parque de la ciudad, una mujer que se llevó sin pagar ocho latas de anchoas de un supermercado para "dar de comer a un hijo" pese a que no tiene ninguno, un varón por coger sin guantes y escupir la fruta a la venta, y otro por fumar en la vía pública porque "no iba con él lo de estar encerrado en casa".

Así se desprende de las actuaciones practicadas por la Policía Nacional en la capital, mientras que en el resto de a región la Guardia Civil también ha tenido que llevar a cabo detenciones por incumplimientos de las normas en esta situación excepcional, algunas de ellas igualmente llamativas.

De las intervenciones de la Benmértia destaca el arresto de seis jóvenes -tres de ellos menores de edad- en el centro socioeducativo juvenil de menores judicializado de Parayas por un motín al informarles de las restricciones del estado de alarma, una mujer que increpó e insultó a los agentes que pretendían identificar a su novio en Castro Urdiales y que llegó a agredir a uno de ellos, y otra que salió corriendo cuando fue requerida para ser identificada en Polanco.

PERFIL DEL DETENIDO

De acuerdo con datos facilitados por la Policía Nacional a Europa Press, el perfil del detenido por desobediencia grave es un hombre de nacionalidad española y domicilio en Santander, de entre 30 y 40 años.

También es poliadicto, cuenta con múltiples antecedentes por delitos contra el patrimonio y contra la salud pública y, además, le constan previas sanciones por incumplir la orden de permanecer en casa dada la alarma por el Covid-19.

El motivo del arresto suele ser, por tanto, el incumplimiento reiterado de las medidas de confinamiento, principalmente por transitar sin justificación por la vía pública. Los lugares donde más supuestos de este tipo se han detectado han sido la calle Alta y la zona de El Alisal, y la mayor parte de las veces por la tarde.

PATINAR CON UN PÁJARO, BEBER Y FUMAR EN LA CALLE, ESCUPIR EN EL SUPER

Entre los casos más rocambolescos destaca el protagonizado el pasado 21 de marzo por un hombre de 54 años en pleno centro de Santander, cuando patinaba por el Paseo Pereda con una caja y un pequeño pájaro en su interior, sin ninguna justificación. Contaba con dos sanciones más impuestas el mismo día y por los mismos hechos además.

Esa misma jornada fue detenido otro varón en un supermercado de la calle del Monte escupiendo y tocando la fruta sin guantes, en plena pandemia del Covid-19 y pese a todas las recomendaciones que vienen difundiendo las autoridades sanitarias para evitar contagios.

Una empleada del establecimiento llamó a la Policía para alertar del comportamiento incívico de este ciudadano, quien también había sido sancionado en dos ocasiones ese día, por circular por la vía pública sin motivo justificado.

El pasado fin de semana, el sábado, los agentes localizaron a un grupo de cinco jóvenes, de entre 20 y 25 años, que 'ajenos' al estado de alarma se encontraban consumiendo bebidas alcohólicas y tomando el sol en un parque en la calle Peña del Cuervo. Levantaron acta de sanción a todos y detuvieron a uno que tenía varias multas previas por saltarse el confinamiento.

Y ese mismo día, una mujer de 38 años y con varios antecedentes por hurto fue sorprendida llevándose sin pagar 8 latas de anchoas de un supermercado en la calle Gutiérrez Solana. Al ser interrogada, en un primer momento alegó que lo había hecho para "dar de comer a su hijo", aunque posteriormente reconoció que no tiene ninguno y manifestó, para remachar, que a ella "no le importaba nada el estado de alarma".

Los efectivos comprobaron que además tenía otras dos sanciones por incumplir el confinamiento, por lo que fue detenida. Tras pasar a disposición judicial, reconoció los hechos y se conformó con la pena solicitada por el Fiscal, que quedó en dos meses de prisión sustituidos por multa de 360 euros.

También el sábado los agentes detuvieron a un hombre de 39 años al que vieron parado y fumando en la calle Alta y, al preguntarle por el motivo de su estancia en la vía pública, respondió que iba a comprar una cerveza y, ni corto ni perezoso, apostilló que "no iba con él lo de estar encerrado en casa". Igualmente, había incumplido previamente en varias ocasiones el confinamiento, por lo que le imputaron un delito de desobediencia grave y reiterada. Fue condenado a 60 días de prisión, pena sustituida por 120 días de multa.

Pero, lejos de escarmentar, volvió a ser detenido el lunes 30, por quebrantamiento de condena ya que seguía incumpliendo la orden de permanecer en casa. Pasó a disposición judicial, y ahora tendrá que presentarse ante el juez cuando sea requerido. Entre tanto, deberá limitar su actividad diaria a las inmediaciones de su domicilio.

MOTÍN EN PARAYAS, AGRESIÓN A UN GUARDIA EN CASTRO Y HUÍDA EN POLANCO

Por su parte, la Guardia Civil también se ha visto obligada a detener a varias personas en lo que va de estado de alarma en Cantabria. Sin duda, la actuación más llamativa tuvo lugar a las pocas horas de entrar en vigor el estado de alarma, al comunicar esta situación y las medidas que conllevaba a internos del centro judicializado de menores de Parayas.

Seis de ellos -la mitad menores y los otros tres mayores de edad pero que precisan seguir en las instalaciones- empezaron a romper mobiliario y agredir a trabajadores del centro, por lo que se movilizaron unidades de la Benemérita que intervinieron rápidamente para evitar males mayores y se encargaron de los arrestos tras el motín, el 16 de marzo.

Al día siguiente, en Castro Urdiales detuvieron a una mujer que empezó a increpar e insultar a los agentes de una patrulla que se disponían a identificar a su novio y a preguntarle los motivos por los que estaba en la calle. Llegó a agredir a uno de los efectivos y acabó esposada.

La jornada después, el 18 de marzo, en Polanco arrestaron a otra mujer que, cuando se disponían a identificarla, salió corriendo y acabó siendo perseguida. Explicó que se encontraba en la calle porque "no podía estar en casa".

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