Torremolinos es el pequeño paraíso de la salud. No en vano miles de personas de la tercera edad vienen a Torremolinos, particularmente en los periodos otoñal e invernal, atraídas, no solamente por la abundancia de sol, tan vital para sus debilitadas osamentas, sino, muchas de ellas que ya conocen el lugar y lo visitan periódicamente, por la pureza del aire en las playas, la tranquilidad del entorno campestre y la salubridad del agua de los manantiales torremolinenses, aparte de que en Torremolinos disfrutan del tradicional y sano ambiente de pueblo y de las ventajas y comodidades de una ciudad autosuficiente en todos los sentidos. Para ellas Torremolinos es el lugar ideal en el que vivir y de hecho muchas de estas personas se quedan a vivir en Torremolinos, lo cual consideran uno de los mayores privilegios de su vida. Han descubierto aquí el auténtico edén, en medio de la civilización.
Física, mental, emocional, saludable, recreativa y culturalmente, nuestros mayores ven Torremolinos como un copioso manantial de salud y de vida. No ya por su sol, su clima, su aire y sus aguas. También por la estima, la mitigación de las soledades y el compañerismo que los mayores encuentran entre sus congéneres que se reúnen a diario en los cinco centros de convivencia y en el Hogar del Jubilado. Tal estima y consideración al mayor fulgura particularmente durante el que se ha dado en llamar Día de los Abuelos, del que el Ayuntamiento del Torremolinos es pionero de España en su institución. La honra que el pueblo de Torremolinos rinde a sus mayores tiene el mismo brillo y calor que el sol de su cielo.
En el terreno cultural, deportivo y recreativo, las anchas puertas de Torremolinos se abren de par en par al jubilado. Aquí disfruta de esa maravilla acuática que es la piscina climatizada Virgen del Carmen II, pródiga en los últimos adelantos y complementos para un adecuado y saludable ejercicio físico. Alicientes de peculiar interés son las temporadas teatral y lírica, durante las cuales se representan diversas obras cómicas, así como óperas y zarzuelas. Igualmente hallan gran deleite nuestros mayores en el concierto anual de música clásica y en los pequeños eventos musicales, poéticos y teatrales que semanalmente organiza el área de Cultura del Ayuntamiento en los dos centros culturales del municipio. Todo ello y mucho más, sumado a las dos bibliotecas municipales y al amplio abanico de cursos culturales, incluida informática, de los que el jubilado puede disfrutar en los Talleres de la Universidad Popular de Torremolinos, no cabe duda de que constituye genuino alimento para su espíritu.
Pero es especialmente en el terreno físico donde nuestros mayores saborean las excelencias de Torremolinos, particularmente del sol, el clima, el aire y el agua. Ni que decir tiene que un paseo por la orilla del mar es media vida para todos, pero en particular para la persona entrada en años. ¡Qué no darían los jubilados confinados en las grandes ciudades del interior por un día soleado junto al mar! Torremolinos ha convertido en este aspecto muchos sueños en realidad. El aire puro y el clima de Torremolinos fueron decisivos, en los años veinte del pasado siglo, en la construcción del popular Sanatorio Marítimo, aún en funciones, junto al mar. Del sol, que en Torremolinos ostenta el cetro del turismo, todo se ha dicho. Es la principal fuente de ese nutriente que conocemos como vitamina D, de la que tan necesitados están nuestros abuelos. Los vemos en las plazas de todos los pueblos, y en el pueblo de Torremolinos también, sentados al sol en los bancos y compartiendo penas y alegrías. Puede decirse que un banco sin abuelos es como una escuela sin niños.
Con el sol comparte el agua las glorias de la salud y de la vida, glorias que manan a borbotones de las fuentes de Torremolinos, en el vientre de las oquedades madres, al pie del monte que de lejos recuerda vagamente un rostro semihumano que mira al cielo. Los manantiales de Torremolinos llevan cotidianamente salud y vida a cientos de miles de seres.
Singularísimas son las aguas puras de los manantiales de Torremolinos. En su composición química destacan dos elementos imprescindibles para la salud: el calcio y el magnesio. En las aguas de Torremolinos ambos elementos se presentan en la proporción de 50 mg. de calcio y 22 mg. de magnesio por litro. Según los especialistas en nutrición, tal proporción de 2 a 1 (aproximadamente doble de calcio por mitad de magnesio) es la ideal para que el calcio sea asimilado por el cuerpo. El magnesio y el calcio son componentes principales de los huesos y los dientes; pero si falta el magnesio, el calcio no puede fijarse y por tanto los huesos se deterioran. Por otro lado un exceso de calcio puede producir cálculos renales, los cuales el magnesio ayuda a disolver. Por tales razones y otras más, las aguas de Torremolinos, ricas en magnesio, son tan importantes para todos, pero especialmente para nuestros mayores. Torremolinos es verdaderamente un manantial de salud; más que eso, un manantial de vida.