Nacida en Santander hace 52 años, María Luisa Martín Horga, profesora de danza y abogada, disfruta en su tiempo libre con la lectura y los viajes. Y además, escribe. En esta entrevista nos habla, entre otros temas, de su segunda novela.
En breve presentará en Torremolinos su segunda novela “Asesinando a Henry, civilizadamente”, que además tiene como escenario la Costa del Sol. ¿Por qué Torremolinos? ¿Cuál es su relación con esta ciudad?
–Desde muy pequeña cada verano he viajado a la Costa del Sol porque a mis padres les encantaba esta parte de España. Después estudié la carrera de ballet en el Conservatorio Superior de Málaga y he seguido viniendo en familia. En Torremolinos hay una zona que me gusta especialmente: La Carihuela, un lugar tranquilo que conserva su sabor marinero. Me siento muy bien aquí, me recuerda momentos muy felices. En la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen localizo la boda de Paqui y Henry en la novela, la comitiva desfila por la calle del Bulto y la plaza del Remo para celebrar el banquete en el Hotel Pez Espada, un guiño a la edad dorada de la localidad.
Usted es abogada y profesora de baile, pero tiene dos novelas publicadas, ¿cómo se produce su incursión en la literatura?
–Casi por casualidad y, sobre todo, por necesidad. Fue una forma de abordar y superar la muerte de seres queridos. Con “Una puerta al sur”, mi primera novela, hice un homenaje a mis raíces andaluzas, mi abuela materna era de Almería. La respuesta de los lectores me ha animado a continuar escribiendo, aunque esta segunda novela es muy diferente a aquella.
¿Quiénes considera que han sido sus “maestros” a la hora de escribir? ¿Y cómo definiría su estilo al hacerlo?
–Me gusta leer a diferentes autores pero prefiero no seguir un modelo, al menos conscientemente. Me cuesta mucho decidirme por un autor; sin embargo, hay libros que me han dejado un recuerdo imborrable como, por ejemplo, “La sonrisa etrusca” de José Luis Sampedro, “La venus del cuadro” de Frank G. Slaughter, “Cinco horas con Mario” de Miguel Delibes y “San Manuel Bueno, mártir” de Miguel de Unamuno.
Sobre mi estilo dicen que es muy ágil, fresco y visual. Muchos lectores señalan que perciben las escenas de mis novelas con imágenes muy potentes “como si estuviesen viendo una película”; tal vez sea por mi formación en danza y como coreógrafa.
Ahora presenta su segunda novela, ¿ha sido más fácil de escribir que la primera?
–Al contrario, sentía más responsabilidad porque las expectativas eran más altas y, por la tanto, me ha costado más trabajo esta segunda novela. Además, “Asesinando a Henry, civilizadamente”, a pesar de su aparente sencillez, es más elaborada y compleja que “Una puerta al sur”.
“Asesinando a Henry, civilizadamente” tiene cierto toque absurdo y divertido, pero bajo esa capa humorística esconde un mensaje más profundo. ¿Qué pretende decir al lector con esta novela?
-A eso me refería precisamente en la respuesta anterior: la novela tiene una capa de ligereza y humor que hace su lectura muy fácil y atractiva, pero desde el principio se adivina el flujo de una corriente subterránea que oculta el drama que vive Manuela y otras mujeres en la historia. Trata de la crisis de la mediana edad, de malos tratos, de dependencia, de lealtad, de tráfico de mujeres... En definitiva, cuestiona el significado de la palabra amor. El mensaje final es que si duele o hace daño, no es amor.
En su novela vemos a las mujeres enfrentarse al paso del tiempo, a sus obligaciones sociales y familiares e, incluso, las vemos tener que “defenderse” del amor. ¿Convierte la sociedad a la mujer en una “víctima” de las relaciones amorosas?
–En muchos casos así es. Hay que educar en el respeto y la independencia tanto a las chicos como a los chicas. Sin embargo, cuando hay hijos, la cosa se complica e incluso mujeres con un alto nivel educativo e independencia económica se ven inmersas en situaciones límites. Además, las mujeres sufren una tremenda presión con respecto a su aspecto físico. Desgraciadamente un proceso natural como el envejecimiento se ha convertido para la mujer en un delito que puede acabar con la relación de pareja, cosa que no suele ocurrir a la inversa.
Como mujer ¿cómo cree que debemos actuar todos para intentar acabar con la “cosificación” y contra violencia hacia las mujeres? ¿dónde empieza y acaba esta lucha?
–Está claro que está fallando, y mucho, la educación y los modelos que se están dando a los jóvenes. Hay que educar en el respeto: las personas no se compran, no se tienen en propiedad, nadie es dueño de nadie. Son muy necesarias las campañas activas contra la violencia, las denuncias y, sobre todo, la protección a las víctimas. En otro plano resulta efectivo el boicot a compañías, programas en los medios y campañas publicitarias que ofrezcan una imagen denigrante de la mujer. La lucha acaba con la igualdad efectiva de oportunidades y derechos.
Una pregunta que a muchas mujeres les cuesta contestar: ¿se considera usted feminista? ¿cree que el feminismo tiene mala fama hoy?
–Sin el feminismo las mujeres no hubiéramos sido conscientes de la discriminación sexual porque a las niñas se las educaba en la sumisión y la dependencia. Gracias a las pioneras de diferentes grupos femeninos hemos conseguido el derecho al voto, el acceso a los estudios superiores y al mundo laboral o la igualdad ante la ley, así que tenemos mucho que reconocer a ese movimiento. En ese sentido, supongo que sí soy feminista.
La mala fama se produce por el error de demonizar al hombre, que ha de ser nuestro principal aliado en la lucha por la igualdad de derechos de todos los seres humanos.
¿Cuál ha sido hasta el momento la respuesta de los lectores a esta segunda novela?
–La respuesta está siendo muy buena. Cada día recibo mensajes de lectores con comentarios y agradecimientos por el buen rato que han pasado leyéndola.
¿Habrá tercera novela? ¿Hay algo en camino que puede avanzarnos?
–¡Espero que sí! Hay alguna idea en mente, pero aún es pronto para avanzar algo concreto.
Es profesora de baile, abogada, empresaria, escritora y madre… ¿Cuál de estos papeles definiría mejor a Mª Luisa Martín Horga? ¿Cómo logra conciliarlo todo?
–Me define mejor la parte artística y creativa y, por supuesto, la de madre. Lo compagino con mucha disciplina y amor por lo que hago. Soy muy afortunada porque disfruto mucho con la danza y escribiendo. Mis trabajos son también mis aficiones.
Cambiando de tercio ¿Torremolinos hoy, ayer o siempre?
–¡Siempre! Ojalá pueda seguir vieniendo cada año.