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Jueves 18/04/2024  

Una feminista en la cocina

Guarros

El mundo adolescente es una novela gótica sin casi amor, pero con múltiples puñaladas. Todos tienen su rol siguiendo el guion escrito por una demente

Publicado: 01/06/2022 ·
10:48
· Actualizado: 01/06/2022 · 15:03
Autor

Ana Isabel Espinosa

Ana Isabel Espinosa es escritora y columnista. Premio Unicaja de Periodismo. Premio Barcarola de Relato, de Novela Baltasar Porcel.

Una feminista en la cocina

La autora se define a sí misma en su espacio:

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Adolescentes.


El mundo adolescente es una novela gótica sin casi amor, pero con múltiples puñaladas. Todos tienen su rol siguiendo el guion escrito por una demente. Nada es igual a ninguna otra época. Nada lo será el resto de su vida. Algunos que nos vemos obligados a interpretar un papel secundario en este melodrama, intentamos sobrevivir al tsunami como podemos, mientras otros pedalean sobre las olas bombardeando todo lo que se menea. Ellos son los guarros del sistema que comen lo que sea con el afán inservible de que no habrá San Martín que los convierta en magras y salchichas. Es el día a día de cerebros privilegiados que creen que secundaria es Oz y la Tierra Media, en un solo ciclo educativo. Luego la vida los fagocita escupiéndolos en trabajos que no quieren, familia que no les quiere y amigos falsos. Más o menos la continuación eterna de la adolescencia. Porque hay gente que vive de la hojarasca ajena para no ver la miseria de su estúpida existencia.

La bobería genética tampoco aliña mal en esta ecuación mágica. La estupidez inicial que al torpe de Adán le aconsejó que se comiera la manzana. La libertad, la empatía, el amor verdadero que han muerto como el dios de Nietzsche, sepultados por pilas de adolescentes paridos para engrosar úteros estúlticos. Madres que exculpan a sus hijos de maldades del destino cuando lo real es que no doblan el esqueleto ni para bailar la Macarena. Y aun así, a nosotros, pobres tentempiés borrachos de sabiduría interior,  no nos queda otra en esta película en la que nos señalan los Ultracuerpos  más que intentar mirar más allá de sus caras de escayola. Lo mismo Adán tenía que haberse esterilizado estrellando sus genitales contra un tótem de piedra, antes de dar a luz a tanto tonto con mala leche. Quizás podamos irnos de esta adolescencia falsa y puñetera, de gente que solo mira su boquete desaguador como ve que hacen papá y mamá. Sólo hay que crecer por dentro y volar con el esfuerzo para mejorar un ciento.  Sólo hay que desaparecer de esta rutina absurda donde no hay más que cerditos apretaditos en filas hacia la máquina de embutido de Destino final. Sólo son eso, gruñidos en el aire que enrancian porque odian que tú puedas volar. Lo mismo un día pensarán que llueve y solo seas tú, escupiéndoles desde las alturas con toda tu alma.  

 

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