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Jueves 18/04/2024  

Una feminista en la cocina

Apátridas

La vida es así de jodida, dándose vueltas como stripper genuflexa

Publicado: 15/09/2021 ·
12:37
· Actualizado: 15/09/2021 · 12:44
Autor

Ana Isabel Espinosa

Ana Isabel Espinosa es escritora y columnista. Premio Unicaja de Periodismo. Premio Barcarola de Relato, de Novela Baltasar Porcel.

Una feminista en la cocina

La autora se define a sí misma en su espacio:

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La patria es un concepto esquivo y sobado, porque más allá de una cervecita en la esquina de la casa que te vio nacer o tararear el himno a pleno pulmón no hacemos gasto de ella.  Los afganos que no convergen en las ondas talibanes se ven desahuciados de la vida, con los hijos a cuestas y la vida pendiendo de un hilo al escoger una bandera que los saque -a toda leche- de un mar revuelto con francotiradores. La vida es así de jodida, dándose vueltas como stripper genuflexa. No es malo envejecer en estanques dorados, apalabrados en sillones de skay forrados de terciopelo marrón para ocultar las fugas. No es malo si lo comparamos con lo que tiene que ser huir de donde eras(a rastras) porque te han invadido hordas de maleantes sin piedad, ni verbigracia. Ya lo hicieron los nazis disfrazándose de héroes populares, también en las matanzas de Ruanda, porque siempre hay genocidas tiranos de la humanidad que ven que lo de muchos importa poco a lo que ellos deciden con balas. Ahora la patria se convertirá en algo lejano reflejado en nostálgicas reuniones como las de los exiliados españoles que terminaban cantando el “yo soy emigrante” de Juanito Valderrama llorando a moco tendido. Será la misma injusticia humana solo que en otra época, otro lugar y otras personas con tantos derechos- tan inalienables -como los de cada uno de nosotros.  En nuestra patria- esta estampada patria de tantos colores diferentes, de tantos credos diferentes, de tanto político beligerante y tanta comunidad revestida de diferencias y peculiaridades- nos cuesta sumar porque aprendimos a restar desde la cuna porque los españoles somos críticos por excelencia y odiamos a nuestros vecinos por devoción.

Avión de refugiados afganos que abandonan la aeronave.

Los hay – también- a los que todo lo nuestro les enorgullece y sacan pecho no para hacernos más grandes y mejores, sino para exacerbar lo que ellos creen que nos diferencia de otros que están bajo nuestro mismo techo y nuestra misma tierra. Supongo que podríamos decir que este Planeta de momento es nuestra patria y lo sería sin duda si un enorme cataclismo se acercara, o quizás no. Porque tal vez ni un tsunami bestial sería capaz de ponernos de acuerdo en algo. Perdonarán en mi osadía que les diga que el que murió era mi patria, mi ley, mi espacio y mi confort. Supongo que todo ello junto lo que te representa, sientes, amas y veneras no es otra cosa que patria. Espero que los que tienen que huir de la barbarie con lo puesto, con la esencia de lo que son- para revenirse de nuevo alzándose contra las vicisitudes más amargas -encuentren lo que cada uno de nosotros desearía para nuestros hijos que no es otra cosa que unos brazos que te ayuden a encaminar tus pasos. Ojalá. De verdad que se lo deseo.

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