La víctima de una violación grupal en los aseos de una conocida discoteca del centro de València en septiembre de 2019 ha asegurado que los cuatro agresores "
iban de risas" y que daba la sensación de que "se lo estaban pasando muy bien" mientras la violaban.
Así lo ha relatado en el juicio que se sigue en la Audiencia de Valencia por estos hechos, en el que dos jóvenes -de 22 y 25 años en el momento de los hechos- se enfrentan a una petición de condena que
suma más de 42 años por haber violado la joven, que entonces tenía de 18 años.
La joven, quien ha declarado protegida por una mampara para evitar el contacto visual con los acusados, ha relatado, a petición del fiscal, los hechos ocurridos la madrugada del 29 de septiembre de 2019,
una narración que ha tenido que interrumpir en varias ocasiones.
Según ha contado la víctima, la violación se produjo
entre las 5 y las 6 horas de la madrugada, en el interior de los aseos de la discoteca, y en ella participaron, además de los procesados, otras dos personas que no ha podido identificar porque, según ha dicho, no las llegó a ver.
Ha explicado que un chico la abordó en el pasillo de los aseos diciéndole que un amigo suyo necesitaba de ayuda, y tras cogerle del brazo,
la introdujo en el baño de los chicos, donde esperaban los otros tres intervinientes.
A partir de ese momento, empezaron a cogerle y a realizarle tocamientos genitales, llegando incluso a introducirle los dedos en la vagina, para después meterla en una cabina del baño,
donde le obligaron realizar felaciones a tres de ellos.
Ha indicado que después de eso, los dos procesados hicieron salir de la cabina a los otros dos que no han sido identificados, y tras sujetarle del pelo y de la cintura, la penetraron,
la tiraron al suelo mediante una zancadilla y se marcharon.
Según ha relatado la joven,
los agresores no dejaban de hablar y de reírse, especialmente uno de los acusados que vestía de rojo, que era el que más hablaba y parecía que era el que organizaba y marcaba lo que había que hacer cada vez.
Ha dicho que tuvo la sensación de que tenían claro los pasos que tenían que seguir, y ha afirmado que "
iban de risas" y que parecía que "se lo estaban pasando bien" porque no dejaban de hablar entre ellos y de reírse. Por su parte, los dos acusados han negado los hechos y han asegurado no haber visto nunca a la víctima.
Han afirmado que llegaron a la discoteca pasadas las 4.30 horas, junto con otros amigos, a los que perdieron de vista, y estuvieron todo el rato ellos dos juntos y
con una chica a la que habían conocido nada más llegar, hasta que sobre las 7 de la mañana los detuvo la Policía.
Han asegurado que no supieron de qué se les acusaba hasta que estuvieron en comisaria y que se ofrecieron a colaborar con los agentes y a darles lo que necesitaran,
desde muestras de ADN hasta su teléfono y su ropa, ya que, según ellos, no tenían nada que esconder.
Ambos han coincidido en señalar que cambiaron su aspecto físico en prisión, donde permanecieron de forma preventiva
desde el 1 de octubre de 2019 hasta el 12 de noviembre de ese mismo año, por seguridad, ya que su imagen se había difundido en redes sociales y al llegar al centro penitenciario todos sabían quiénes eran y los tachaban de violadores.
La víctima, quien ya los señaló como sus violadores en una rueda de reconocimiento,
ha vuelto a señalarlos este miércoles en el juicio, donde ha dicho no tener ninguna duda de que son dos de sus agresores.
La Fiscalía Provincial de Valencia reclama penas que
suman 40,5 años de prisión para cada uno de los dos jóvenes por tres delitos de agresión sexual –uno como autor y los otros dos como cooperador necesario- así como otra condena de dos años de prisión para cada uno por un delito de lesiones psíquicas.
Además, en su escrito de acusación pide que los procesados se hagan cargo de una
indemnización de 15.290 euros para la víctima, por las lesiones y por una secuela de estrés postraumático grave.
La víctima sufrió lesiones de diversa consideración en la
cabeza, el tórax, cadera, nalgas, rodillas, pies y muñecas, además de edemas en la zona vaginal.
La joven presenta igualmente lesiones psíquicas importantes,
un estrés postraumático grave, a juicio del médico forense.