El desplome vertical de un masa de aire contra el suelo y posteriores ráfagas horizontales de viento de entre 70 y 100 kilómetros por hora, junto a un ascenso de la temperatura de unos 10 grados y la caída de la humedad en un 40%, fueron algunos de los fenómenos meteorológicos registrados el pasado mes de agosto durante el
Medusa Festival de Cullera (Valencia), donde hubo un fallecido y decenas de heridos.
Así lo ha indicado a EFE el responsable de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la Comunidad Valenciana, José Ángel Núñez, que tras el incidente ocurrido la madrugada del pasado 13 de agosto fue nombrado perito meteorológico y ha remitido al Juzgado de Instrucción 4 de Sueca (Valencia)
un informe con las circunstancias meteorológicas que se produjeron esa noche.
Según Núñez, lo que ocurrió fue un "
reventón cálido" que se produjo en la fase final de las tormentas que desde la una de la madrugada penetraron por el interior de las provincias de Alicante, Valencia y región de Murcia y, aunque de forma generalizada iban produciendo subidas de temperaturas y vientos generalizados, hubo lugares concretos donde dejaron rachas muy fuertes.
Se trata de tormentas secas que tienen como base una nube muy alta -entre 3 y 4 kilómetros de altitud- y la poca precipitación que se produce se evapora debajo de la masa de la nube, en la masa de aire seca y cálida. Al evaporarse, el aire se enfría, se hace más denso y
se desploma contra el suelo.
Según ha indicado, esos desplomes de aire fueron detectados por el radar situado en la montaña de Cullera, a unos dos kilómetros de distancia del lugar donde se celebraba el festival y, además de las rachas de viento,
de entre 70 y 100 kilómetros por hora, se produjo un ascenso de temperaturas de unos diez grados, hasta llegar a registros próximos a los 40 grados.
Además, la humedad, que cerca de la playa estaba al 80%, se desplomó y bajó a menos del 40%, "
lo típico cuando se producen estos fenómenos", ha indicado el meteorólogo.
"Son fenómenos de escala reducida y
dentro del festival se veían zonas muy afectadas, sobre todo la zona oeste, más alejada del mar, que era donde había más daños, mientras que en los lugares más cercanos al mar apenas había daños", ha indicado.
Destaca que el 13 de agosto fue el día más cálido del verano en la Comunidad Valenciana, con la ola de calor y bajo condiciones de una masa de aire cálido de origen africano, y recuerda que el 15 de agosto de 2021
ya se produjeron reventones cálidos en la comarca de La Safor, uno de los cuales tiró una noria instalada en la playa de Gandía (Valencia).
Preguntado por si se trata de fenómenos imprevisibles, indica que no lo ha incluido en el informe pero que el pasado 16 de agosto, cuando estuvo en la zona con el juez que lleva el caso, le dijo que "
no era exactamente así" porque estos fenómenos "obedecen a unas condiciones meteorológicas y había entornos favorables para que se produjeran".
"Lo que sí es imprevisible es determinar la hora y el lugar concreto. Algo imprevisible es que te pilla por sorpresa y no es así porque en la cuenta de Twitter de Aemet anunciamos, unos días antes, que
se podrían producir rachas constantes de viento", afirma.
También indica que en la predicción general se advirtió de que se podrían producir tormentas con rachas muy fuertes de viento. "Lo que no se puede prever es el lugar exacto y la zona", ha insistido, para añadir que hasta en recintos pequeños de menos de un kilómetro, como el del Medusa, "
puede haber diferencias sensibles".
Según explica, una cuestión a tener en cuenta y que suele provocar muchos daños en este fenómenos es que las estaciones meteorológicas miden el viento horizontal, pero en este caso el fenómeno principal fue una masa de aire que se desplomó
desde tres o cuatro kilómetros de altitud e impactó contra el suelo.
"El aire impacta contra el suelo y se expande horizontalmente, pero en las zonas donde impacta suele
provocar aplastamientos y rebotes, con estructuras arrancadas", ha agregado.