Fuentes del caso han informado a Europa Press de que en un veredicto hecho público en la tarde de este martes, el jurado popular, con una mayoría de siete votos a favor por dos en contra, ha considerado al acusado culpable de sendos delitos de asesinato y falsificación de documento oficial, mientras que lo ha declarado culpable por unanimidad de un delito de tenencia ilícita de armas.
La Fiscalía pide para el imputado 23 años de cárcel y el pago de una indemnización de 152.000 euros a la familia de la víctima, mientras que su defensa, que recurrirá la sentencia condenatoria que dicte la Audiencia Provincial, ha solicitado, teniendo en cuenta el veredicto, que se le condene a la pena mínima posible legalmente establecida por cada uno de los tres delitos.
Durante su declaración en el juicio, el acusado aseguró que el disparo "se escapó" durante un forcejeo entre ambos y defendió que "en ningún momento quiso matarlo", sino que se trató de un "accidente". Así, quiso aclarar que el fallecido "no era su amigo" y que lo conocía "de haberlo visto cuatro veces" por el pueblo, aunque reconoció que la víctima lo llamaba por teléfono "para que lo acompañara a robar", algo que hizo "en dos o tres ocasiones", e incluso una vez ambos fueron detenidos por el robo de cobre.
COMPRÓ LA ESCOPETA SIN LICENCIA Y PARA "IR DE CACERÍA"
Tras aseverar que el fallecido "quería ir a robar" con él, una situación que desencadenaba "discusiones" entre ambos, el acusado explicó que el 15 de octubre de 2009, dos días antes de que tuvieran lugar los hechos, acudió a una armería de Los Palacios y compró una escopeta "para ir de cacería" con su padre y con su hermano, aunque admitió que no tenía licencia de armas y que, para adquirir el arma, utilizó el permiso de su padre e "imitó" su firma.
Al día siguiente, según su relato, fue al campo a probar la escopeta y, para ello, la cargó con tres cartuchos, pero no llegó a disparar ninguno de ellos "porque no se posó ningún pájaro", tras lo que vació el cargador y "no se dio cuenta" de que uno de estos cartuchos se quedó en la recámara. Ya el día de los hechos, la víctima "me llamó para que fuéramos a robar y empezó a insistirme, por lo que quedé en su casa para decirle a la cara que me dejara en paz, que no iba a ir más a robar con él".
"Fui a su casa y le dije que la relación de robos había terminado, por lo que me fui de allí, pero él se montó en el coche y me pidió que lo llevara a un sitio donde tenía unas cosas robadas, y lo llevé con la condición de que estas cosas no las iba a montar en mi coche", según explicó, añadiendo que, una vez lo dejó en el lugar, "me monté para irme, pero se puso en medio del camino, por lo que me bajé del coche y, de pronto, me agarró del cuello".
SÓLO QUERÍA "INTIMIDARLO"
En ese momento, "le pegué un empujón y cayó al suelo de espaldas, momento en el que cogió una piedra, por lo que cogí la escopeta para intimidarlo y asustarlo", pero la víctima "se me echó encima y, en el forcejeo, agarró el cañón de la escopeta y, de pronto, se escapó sin querer un tiro", tras todo lo cual "me puse muy nervioso y me marche del lugar".
Posteriormente, según dijo, fue a su casa y le contó lo sucedido a su familia, tras lo que acudieron al cuartel de la Guardia Civil "a contar lo que había pasado, que fue un accidente, pues en el forcejeo se escapó un disparo". "Siento lo sucedido por su familia, pero en ningún momento quise matarlo, no soy ningún asesino", concluyó.
Según relata el Ministerio Público en su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, el acusado, "por motivos no determinados, concibió la idea de matar" a su amigo, F.P.C., de 35 años de edad, por lo que el día 16 de octubre de 2009 adquirió en una armería del municipio una escopeta semiautomática careciendo para ello de licencia de armas, "por lo que fingió que el comprador era su padre, quien sí disponía licencia de armas".
LOS HECHOS, SEGÚN LA FISCAL
Al día siguiente, 17 de octubre de 2009, el imputado contactó con la víctima, fue a buscarlo a su casa en el vehículo de su novia y le llevó en el mismo hasta un lugar "despoblado" ubicado en una zona conocida como 'La Espartalera', del cual las viviendas más cercanas distaban más de 500 metros. Una vez allí, entre la 13,20 y las 14,00 horas, estando los dos fuera del coche, el acusado sacó del mismo la escopeta, "que llevaba preparada y cargada".
Tras ello, "y con el ánimo de causarle la muerte", disparó "a corta distancia" a la víctima en el pecho, "sin que ésta tuviera posibilidad alguna de reacción, por lo que aún cuando trató en vano de protegerse el pecho con el brazo izquierdo, no pudo evitar el fatal desenlace", ya que falleció a consecuencia del disparo.
El fiscal indica que el acusado se dirigió a las 00,30 horas del 18 de octubre de 2009 hasta el cuartel de la Guardia Civil de la localidad y acompañó a una patrulla hasta el lugar donde se hallaba el cadáver, no obstante lo cual, una vez detenido, se acogió a su derecho a no declarar ante la Guardia Civil, "efectuando posteriormente ante el Juzgado distintas declaraciones contradictorias, dando versiones mendaces con finalidad exculpatoria".