El Real Madrid no acusó la resaca europea y sumó un nuevo triunfo ante el Celta de Vigo (1-2), en un duelo en el que Cristiano Ronaldo, autor de los dos goles de su equipo, y el portero Diego López volvieron a ser decisivos.
Tras el éxito europeo frente al Manchester United en Old Trafford, José Mourinho dio descanso a varios de sus titulares. En Balaídos empezó con una defensa poco habitual en las últimas semanas -Essien, Pepe, Albiol y Marcelo- y, en el primer cuarto de hora, el Celta obligó a Diego López a intervenir hasta en cuatro ocasiones.
El portero gallego, decisivo en la clasificación para los cuartos de final de la Liga de Campeones, volvió a firmar una magnífica actuación en su tierra. Antes de que se cumpliera el minuto de juego enmendó el error de su compañero Raúl Albiol con una gran intervención ante Iago Aspas.
A la defensa madridista se le veía insegura y el Celta se creció. El argentino Augusto Fernández volvió a probar a Diego López con un disparo cruzado en el minuto cinco, justo antes de que Aspas, tras un fallo del portugués Pepe, se encontrara de nuevo con el portero visitante.
Pero no fue esa su última parada de mérito, pues segundos después Diego López volvió a evitar el tanto vigués con una gran estirada tras la volea desde la frontal de Alex López.
Pero a partir de ahí el Celta se apagó y el Real Madrid, sin pisar demasiado el acelerador, se adueñó del duelo. La dupla Khedira-Modric se apoderó del centro del campo; Cristiano Ronaldo empezó a entrar en juego; y Benzema hizo daño a los defensas celestes con sus caídas a las bandas.
Tres minutos le bastaron a los de José Mourinho para enmudecer Balaídos. Primero Ronaldo probó a Javi Varas desde la frontal: después el portugués eligió la peor opción en el mano a mano ante el meta andaluz al querer asistir a Benzema en vez de tirar; y en cuestión de segundos de nuevo Varas se lució ante el internacional francés.
El dominio blanco era aplastante. El Celta estaba superado, al borde del KO, y sólo la extraordinaria de su portero, con tres buenas paradas ante Marcelo, Callejón y Benzema, y el desacierto de los visitantes evitó que el Real Madrid mojase antes del descanso.
En el inicio del segundo acto el acoso madridista no cesó y al cuarto de hora Cristiano Ronaldo se aprovechó de un rechace para derribar el muro local. Despertó entonces el Celta, que no tardó en empatar con un gol de Aspas e incluso pudo darle la vuelta al marcador pero Albiol, tras el único fallo de Diego López, evitó el remate de Augusto en la misma línea de gol.
Pero cuando el equipo de Abel Resino parecía engancharse al partido su rival se encontró con un penalti, por derribo de Javi Varas a Kaká, que Cristiano Ronaldo no erró. El Celta se volcó pero el Real Madrid, no sin sufrimiento, aguantó el empuje de los locales, que rozaron el empate con un remate de Park en el último minuto que se estrelló en el larguero.