El Gobierno andaluz ha dado por descartado por ahora que el pantano de Guadalcacín desembalse agua, a pesar de que las previsiones de lluvia de estos días han triplicado los pronósticos.
El considerado como el segundo embalse más grande de Andalucía ha superado el 95 por ciento; es decir, el récord que guardaba desde el año 2010 después de las copiosas lluvias del invierno anterior. Así las cosas, apenas necesitaría 40 hectómetros cúbicos de agua para alcanzar su cota máxima.
Esta situación ha provocado que durante los últimos días se invitara a varios vecinos de la Vega de los Molinos a abandonar sus viviendas y a evacuar enseres en previsión de un desembalse, así como a desplazar a los animales más cercanos al río; situación que también se ha vivido en la Junta de los Ríos y en otras zonas rurales de Jerez, donde tan sólo se han registrado nueve casos de desalojo por inundación, según confirmaba a su paso por Arcos el delegado del Gobierno andaluz, Fernando López Gil.
No obstante, también como medidas preventivas estos días se ha visto a los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente en el embalse de Guadalcacín, así como la maquinaria realizando tareas de limpieza junto a la desembocadura del pantano.
El embalse de Guadalcacín tiene una capacidad total de 800 hectómetros cúbicos y hace tan sólo unos días se situaba en 762. Este lleno histórico ha provocado que también hayan sido numerosos los curiosos que se hayan asomado a esta infraestructura ubicada junto a la carretera que une Arcos de la Frontera y San José del Valle.
Las previsiones meteorológicas apuntan a que las lluvias persistirán al menos durante las dos próximas semanas, lo cual sería determinante para un posible desembalse del pantano de Guadalcacín, donde, por otro lado, sólo se ha aliviado una mínima parte a razón de once metros cúbicos por segundo.
Mientras tanto, en algunos puntos de la provincia se ha superado el 400 por cien de las lluvias de 2009, año en el que se produjeron numerosas inundaciones en la cuenca del río Guadalete.
Para López Gil, en cualquier caso y ante un margen de maniobra regulado, si las lluvias superaran las previsiones se podría ir desembalsando a bajo ritmo para no provocar una avalancha de agua que termine en inundación. “Estamos muy satisfechos con la gestión de las últimas lluvias, y creemos que si seguimos con este modelo no tendremos consecuencias graves, pero en cualquier caso estamos a lo que el cielo quiera”, apuntó el delegado.